_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Sacamos provecho de la bonanza?

La cuestión inmediata es si se cumple el déficit; a largo plazo, si mejora el modelo económico

Xavier Vidal-Folch
Luis de Guindos, ministro de Economía, en el Congreso de los Diputados.
Luis de Guindos, ministro de Economía, en el Congreso de los Diputados.ULY MARTÍN

Las nuevas previsiones de la Comisión para España en 2017 mejoran mucho y en muy poco tiempo. Se alinean, entre otras, con las del Banco de España.

La mejora se debe a una bonanza completa, inversa a una tormenta perfecta: crecerá el consumo interior, la inversión, la exportación. Y los costes seguirán aplanados por el arrastre de los vientos de cola exteriores: precio del petróleo, del euro, bajos tipos de interés.

Más información
Bruselas eleva al 2,8% la previsión de crecimiento de España en 2017
La eurozona mantiene su velocidad de crucero y crece el 0,5% el primer trimestre
Rajoy anuncia que subirá la previsión de crecimiento del PIB hasta el 2,7%

Así que si no se tuerce el rumbo, España crecerá por tercer año consecutivo en el entorno del 3%. Y en breve recuperaremos el PIB anterior a la crisis. Se mire por donde se mire se trata de un resultado sobresaliente.

Bebe del favorable entorno exterior (al que se debe la mitad del alza del PIB); la ágil adaptación de los agentes económicos; y un nivel de errores de gobernanza inferior (o superior de aciertos) al de los vecinos comparables.

Toca pues preguntarse si estamos aprovechando la bonanza para hacer los deberes pendientes. Para terminar la digestión de la crisis en condición mejor de cómo la iniciamos.

Aquí la conclusión es menos halagüeña. De inmediato la bonanza debiera servir para cuadrar con holgura las cuentas públicas: si no se logra creciendo al 3% ¿cuándo? España cumplió en 2016, por vez primera bajo Mariano Rajoy, el objetivo de déficit público pactado con Bruselas, el 4,3% del PIB. Por la inercia positiva y porque el vacío de Gobierno en año electoral impidió dilapidar.

Pero esa es la peor cifra de los 28, más del doble que Portugal y que la media comunitaria e infinitamente peor ¡que Grecia, que logró superávit! (un 0,6% positivo). Paradoja cruel: crecimiento récord (ergo, más ingresos) y el más descomunal descuadre presupuestario.

El cuadro macro, el presupuesto y estas previsiones suscitan la incógnita de si en 2017 cumpliremos como en 2016 o volveremos a violar el Pacto de Estabilidad.

La mayoría de analistas teme esto porque consideran que la previsión de recaudación de impuestos va inflada, como sucede desde 2012: si el Gobierno hubiera acertado sus pronósticos, habría cosechado desde entonces 20.000 millones más que los recaudados. Así, el Banco de España ve el cálculo “superior” al que permitiría la secuencia histórica (PIB e ingresos en paralelo; ahora se prevé que el alza de la recaudación duplique el aumento del PIB). Coinciden en ello la Airef, Funcas, la CEOE y tantos otros.

Si Hacienda yerra, habrá que sajar aún más la inversión pública. Está bajo mínimos (un 58% menos que en 2009) y aún se recortará un 20% más en este presupuesto, un embudo para la competitividad, erosiona las infraestructuras. Y la I+D capota. En 2016 se gastó un tercio de lo presupuestado y en 2017 bajará. En la UE aumenta; en España se desploma: al 1,22% del PIB, en vez de al 2% aconsejado.

La angustia estriba en si olvidamos todas esas variables estructurales claves para el futuro. En si el récord exportador (ya un 31% del PIB) modifica o no el modelo económico de bajos salarios y débil tecnología media. En si solo sustituimos el ladrillo por el turismo. O en si podremos afrontar otra crisis desde una estructura económica mucho más sólida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_