Alemania defiende a Dijsselbloem y dice que España le ha malinterpretado
Schäuble pregunta a Guindos sobre la reacción de la opinión pública española
"Absolutamente nadie en Alemania lo considera una ofensa, pero en España se ha malentendido [a Jeroen Dijsselbloem]". El ministro de Finanzas alemán, el poderoso Wolfgang Schäuble, ha defendido hoy en La Valeta (Malta), al cierre del Ecofin, al polémico presidente del Eurogrupo. Portugal, España, Italia y Grecia han pedido explicaciones al holandés en los últimos días, y todos los grupos del Parlamento Europeo han exigido la dimisión de Dijsselbloem, que en una entrevista a un diario alemán aseguró que los países del Sur derrochan el dinero en "licor y mujeres" para después acabar pidiendo rescates. "En Alemania los lectores no tenemos las sensaciones que han tenido en otros países europeos, especialmente en España. He preguntado al ministro Luis de Guindos y me ha dicho que el público español ha reaccionado de forma distinta al alemán", ha subrayado Schäuble ante la prensa.
Berlín, en definitiva, se pone del lado de Dijsselbloem, pese a que España ha pedido una y otra vez explicaciones al holandés y ha exigido disculpas por sus ataques; Portugal ha ido incluso más lejos y ha reclamado la dimisión de Dijsselbloem: "El Gobierno portugués tiene todo el apoyo de España", dijo el viernes Guindos al respecto. Schäuble, sin embargo, da por cerrado el caso tras "las numerosas excusas" que ha pedido el holandés.
"Dijsselbloem ha sido un buen presidente del Eurogrupo", según el ministro alemán, "y la última demostración es el principio de acuerdo sobre el tercer rescate griego", anunciado ayer sábado. Schäuble no es partidario de un presidente permanente del Eurogrupo y ha explicado que los ministros abordarán la sucesión de Dijsselbloem (que se agarra al cargo con uñas y dientes y ha descartado dimitir media docena de veces en las últimas dos semanas) en las próximas reuniones. "Ni siquiera está claro que el Gobierno holandés vaya a formarse antes de que termine su mandato", ha apuntado Schäuble, uno de los grandes valedores de Dijsselbloem.
La OCDE y Trump
Al margen de la historia interminable en la que se ha convertido ese sainete, los asuntos fiscales han copado la agenda del Ecofin, la reunión de ministros de Finanzas de la UE. Con sorpresa incluida: la OCDE está del lado de Trump en materia fiscal. Bajar los tipos impositivos que pagan las empresas, invertir en infraestructuras y facilitar la repatriación de billones de dólares que tributan fuera de Estados Unidos: no hay muchos detalles más de la política económica de la nueva Administración en Washington, pero la OCDE (el club que agrupa los intereses de los países industrializados) ha aplaudido los planes de Donald Trump. “El Gobierno de Estados Unidos ha dejado claro que tras el debate sobre el sistema de salud, los impuestos son el siguiente asunto que va a abordar. Y esa propuesta es interesante”, ha explicado Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
Gurría había criticado anteriormente a Trump, en especial por sus posiciones en relación con México y por sus tentaciones proteccionistas. Pero ya a finales del año pasado la OCDE se puso del lado de la política fiscal expansiva del nuevo presidente de Estados Unidos.
Se esperaba una discusión sobre las próximas novedades en fiscalidad, pero apenas ha habido un mínimo rifirrafe que demuestra que en ese asunto no hay consenso. La presidencia maltesa de la UE ha pedido hoy en un documento que Bruselas aminore el ritmo de las reformas impulsadas para luchar contra el fraude fiscal y la evasión de impuestos. Malta, acusada a menudo de ser una suerte de paraíso fiscal (como lo son todos los países isleños de la Unión o Luxemburgo), ha asegurado que la batería de novedades que impulsa Bruselas es contraproducente para la “certidumbre fiscal” que necesitan las empresas. El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha criticado sin ambages esa aproximación y ha conminado a los socios europeos a seguir adelante en la lucha contra la evasión y el fraude fiscal, después de escándalos como los Papeles de Panamá o el caso Luxleaks.
Multinacionales como las estadounidenses Apple, Amazon, McDonald’s o Starbucks llevan meses siendo investigadas por las autoridades europeas por su política impositiva. También empresas europeas como Fiat están en el radar de la Comisión Europea. “No debemos ser suaves en asuntos fiscales”, le secundó el holandés Jeroen Dijsselbloem, pese a que Bruselas ha presentado informes que señalan a Holanda como el país con mayor números de prácticas dudosas en materia de impuestos.
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