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“En la era de las noticias falsas, hay que proteger a los medios de calidad”

Según Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable del Mercado Único Digital

Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea, en Mobile World Congress de Barcelona, el pasado 28 de febrero.
Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea, en Mobile World Congress de Barcelona, el pasado 28 de febrero.LLUIS GENE (AFP)

El máximo impulsor del mercado único digital en la Comisión Europea predica con el ejemplo. Su despacho apenas exhibe papeles —aunque recurre a un par de carpetas para precisar datos— y se declara usuario incansable de los dispositivos tecnológicos. “Me han permitido trabajar más y mejor”, defiende el vicepresidente comunitario Andrus Ansip, en una entrevista concedida el pasado viernes. Antes de mudarse a Bruselas, Ansip fue, durante nueve años, primer ministro de Estonia, un paraíso tecnológico en Europa pese a su escaso tamaño. El comisario está el lunes en Madrid para participar en la conferencia Cultura en red, organizada por varias entidades, entre ellas el Grupo PRISA, editor de EL PAÍS, y el grupo Bertelsmann.

Pregunta. ¿Por qué Europa está aún tan rezagada en economía digital respecto a EE UU?

Respuesta. Depende de en qué áreas. En robótica, por ejemplo, Europa es un líder mundial, pero no en comercio electrónico. La estrategia del mercado único digital pretende afrontar la fragmentación del mercado europeo, para conseguir liderar otros sectores. Hace 20 años fuimos capaces de derribar fronteras internas para crear un mercado único, pero solo existe en el mundo físico, no en el digital. El mercado único digital permitirá que las compañías tecnológicas crezcan, que las personas accedan a sus contenidos digitales cuando vayan a otro Estado miembro y que desde casa tengan acceso a los de otros países.

P. ¿Cree que el bajo rendimiento de Europa en esta área explica en parte la modesta recuperación económica?

R. La brecha digital entre diferentes países europeos existía ya antes de la crisis financiera. En algunos casos, la cuestión no era tanto la inversión o las políticas, sino que en algunos países era más fácil que en otros poner en marcha soluciones digitales.

P. ¿Cómo ve a España en este terreno?

R. España está haciendo muchos progresos, pero puede obtener mejores resultados. Esta es una competición global y todos los Estados de la UE pueden hacer más.

P. Algunos expertos alertan de las pérdidas de empleo derivadas de la robotización. ¿Deberían adoptarse medidas para evitarlo o hay que esperar hasta que la digitalización cree nuevos perfiles?

R. Cuando James Watt creó la máquina de vapor algunos pensaron que todas aquellas máquinas iban a quitar muchos puestos de trabajo. Lo mismo pasó con la llegada de la electricidad. Pero el progreso siempre ha creado más puestos de trabajo de los que ha destruido. Hoy algunos creen que los robots nos quitarán el trabajo. Sí, algunas personas perderán sus puestos, pero esto es el progreso. El tren del progreso se mueve a escala global y tenemos que decidir si nos subimos a él o no. Si no queremos siquiera competir, si no queremos ser ganadores, alguien lo será por nosotros.

P. ¿Qué opina de gravar con impuestos la robotización?

“El progreso siempre ha creado más empleo del que ha destruido”
“No habrá contenido de calidad sin remuneración justa a quien lo produce”

R. El objetivo de los impuestos no es solo el recaudar dinero para pagar servicios públicos, sino regular ciertos procesos (por ejemplo, abordar malos hábitos como el alcohol o el tabaco). Con los impuestos podemos ralentizar algunos procesos, pero no está bien ralentizar el progreso.

P. Entonces, ¿no cree que sea una buena idea?

R. Tenemos que ofrecer entornos favorables a la innovación. Hace unos años, en EE UU se decidió invertir 10.000 millones de dólares en un plazo de cinco años en tecnologías de la información y la comunicación. En esa época, en la UE la inversión era muy inferior y hoy algunos se sorprenden. “¡Vaya! ¿Cómo es que ellos tienen Amazon, Google, Facebook y nosotros no?”. Estoy muy descontento de que cuando preparamos los presupuestos europeos plurianuales, no fuimos capaces de proteger las inversiones para los proyectos digitales paneuropeos. Ahora vemos que esos proyectos no florecen.

P. ¿Cree que ayudaría a reforzar el mercado europeo que se redujera el número de operadoras y, tras las fusiones, contar con gigantes europeos?

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R. En los últimos 15 años, para las mayores compañías de telecomunicaciones el principal problema fue la consolidación. Pero no creo que solventarlo fuera la panacea. Para las operadoras, contar con una mínima previsibilidad es más importante que la consolidación. La Comisión Europea no tiene cifras de cuántos operadores tiene que haber. Depende de las circunstancias, pero en mi opinión la competencia legal es beneficiosa. Los monopolios no sirven para innovar.

P. En el verano se eliminará el roaming en Europa, pero varias operadoras se quejan del coste que les supondrá asumirlo. ¿Se traducirá en una subida de la factura al cliente?

R. Esta preocupación no es nueva. Desde 2007, hemos recortado ya el 96% de los cargos para datos en itinerancia. Al principio, las operadoras decían que la gente que jamás viaja al extranjero tendría que hacerse cargo de lo que costaban los datos de la gente rica que sí se desplazaba. Pero luego reconocieron que, aunque se perdía margen de beneficio, se ganaba en volumen de clientes. Se vio que, si los precios bajaban, el consumo de datos subía mucho. También ahora la gente consumirá más.

P. Entre sus responsabilidades figura también la reforma de los derechos de autor. El proyecto reconoce por primera vez el derecho de los editores de prensa sobre sus publicaciones, pero renuncia a ofrecer un modelo concreto para aplicarlo. ¿No puede ser un obstáculo?

R. Para mí es muy difícil entender por qué los editores de medios no introdujeron estos derechos en los sesenta, cuando lo hicieron las firmas discográficas. El papel de los editores es muy similar. Las discográficas lo lograron, pero las compañías periodísticas no: supongo que por cuestiones de responsabilidad legal. Los editores querían presentarse como intermediarios neutrales, mientras que periodistas y fotógrafos eran los responsables de su obra. Pero ahora los editores ven que se están usando sus contenidos sin recibir una remuneración justa y piden reconocer estos derechos. Algo así se ha hecho en Alemania y en España.

P. Y los resultados no parecen muy satisfactorios.

R. Espero que estos derechos para los editores les den una mejor posición negociadora. Hoy, en la era de las noticias falsas, es aún más importante proteger a los medios de calidad. Contrastar los hechos es un deber. Pero tenemos que dejar claro que el hipervínculo continúa siendo un principio básico en Internet. No se pueden gravar los enlaces. Está escrito en la norma. Esos materiales están protegidos por derechos de autor de todos modos: los propietarios son escritores o fotógrafos. Decir que ahora se van a tasar no es verdad. Los derechos de los editores de prensa no cubrirán esos enlaces.

P. ¿Pero cómo se ejerce el derecho entonces?

R. Nuestro objetivo es crear un campo de juego más justo, una posición más igualitaria para la negociación. No sé cuánto ayudarán estos derechos a los editores, pero es un intento de darles una posición más fuerte. El objetivo del mercado único digital es facilitar el acceso. Pero también proteger a los creadores y sus derechos. La gente no puede disfrutar de toda esa música, películas o periodismo si quien los produce no está justamente remunerado. No habrá contenidos de calidad entonces. Tiene que haber un equilibrio.

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