El PIB se desacelera por el frenazo de la inversión entre julio y septiembre
El INE confirma un avance de la economía del 0,7% con una ralentización del consumo y un incremento fuerte del gasto público
La economía española creció un 0,7% entre julio y septiembre, tras seis trimestres seguidos avanzando a tasas del 0,8% ó superiores. En términos anuales, el Producto Interior Bruto aumentó un 3,2% frente al 3,4% registrado en el trimestre anterior, según confirmó este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). "Se trata de una desaceleración muy moderada y que muestra la fortaleza de la economía española", ha declarado este jueves el director del servicio de Estudios del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
El consumo entre julio y septiembre se ralentizó una décima, registrando un incremento del 0,6%. Las exportaciones se desplomaron un 1,3% tras casi tres años de tasas positivas. Y la inversión perdió mucho fuelle con un exiguo crecimiento del 0,1% frente al 1,1% contabilizado en el segundo trimestre. Este súbito cambio en la inversión después de encadenar siete trimestres consecutivos de avances robustos se achaca, sobre todo, a la caída de los desembolsos en bienes de equipo, precisamente un indicador adelantado de la actividad que parece anunciar una ralentización de la economía en un horizonte próximo. "Este frenazo de la formación bruta de capital es preocupante y está muy vinculada a la caída de las exportaciones", afirma el economista Jose Carlos Díez.
En cambio, el gasto de las Administraciones Públicas en el tercer trimestre se disparó un 1% después de que cayese un 0,6% en los tres meses precedentes, probablemente por las entregas de fondos a las Comunidades. A la luz de este dato, parece que el cierre de gastos de la Administración central no está teniendo un efecto tan restrictivo como se esperaba.
El empleo se anotó un aumento trimestral del 0,8%, por encima incluso de la ratio de crecimiento. Lo cual significa que la recuperación está siendo muy intensiva en creación de puestos de trabajo después de que las empresas dejasen sus plantillas en mínimos. Sin embargo, la productividad retrocede un 0,1% y subraya la escasa calidad del trabajo creado. De hecho, la remuneración por asalariado solo suma un 0,1% pesar de que el deflactor, es decir la variación de precios, avanza un 0,3%. O lo que es lo mismo, de estas cifras se deduce una ligera pérdida de poder adquisitivo. Además, los costes laborales unitarios se encogen un 0,1%, una disminución que en parte soporta el buen comportamiento del mercado laboral: aunque los salarios sean bajos, el incremento de la ocupación mejora la renta disponible de las familias y el consumo, lo que a su vez retroalimenta el empleo en una suerte de círculo virtuoso.
"Se trata de una desaceleración muy moderada pero que confirma que el año va a acabar con un crecimiento de la economía superior al 3%, impulsada sobre todo por el precio del petróleo, las rebajas de impuestos y unas condiciones financieras extremadamente laxas. Aunque se prevé una ralentización para el año que viene, ésta tiene un suelo en el excelente comportamiento del mercado de trabajo. En tanto que no haya un empeoramiento fuera y el empleo siga comportándose tan bien, el consumo y, por tanto, el PIB deberían seguir resistiendo. El dato del año que viene dependerá en buena medida del impacto de los recortes comprometidos con Bruselas", sostiene José Domingo Roselló, coordinador del Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III.
Caída de las exportaciones
Las exportaciones acusan la debilidad del comercio global y sufren un serio batacazo al perder un 1,3% trimestral tras haber crecido un 3,1% en el segundo trimestre y acumular once trimestres seguidos de avances. Sin embargo, este dato negativo se compensa con una caída todavía mayor de las importaciones, que disminuyen un 1,8% frente al 2% de crecimiento contabilizado entre abril y junio.
La sorpresa negativa tanto en las exportaciones como en la inversión ha llevado a BBVA Research a argumentar en una nota que la composición del crecimiento español "empeora". Y lo mismo opina el economista jefe de Bankia, José Ramón Díez Guijarro: "Se trata de un crecimiento menos equilibrado que el observado en el trimestre anterior, ya que procede, fundamentalmente, del tirón del consumo, sobre todo de las Administraciones Públicas y de los servicios, en contraste con la debilidad de la inversión, las exportaciones y la industria. Esto explica, a su vez, que la expansión se caracterice por elevados ritmos de creación de empleo y escasos avances de la productividad. En todo caso, el impacto inicial del Brexit y de la incertidumbre política a nivel interno podría explicar, en parte, que las empresas decidieran posponer algunos proyectos de inversión".
Por sectores, los servicios siguen siendo el motor del PIB español con una subida del 0,8% trimestral, empujado fundamentalmente por la hostelería, el comercio y las actividades profesionales. La industria apenas crece un 0,1%, muy lejos del incremento del 1% que exhibió en el trimestre anterior. Y la construcción avanza un 0,5%, cinco décimas menos de lo que creció en el trimestre precedente.
La contribución de la demanda nacional al crecimiento anual del PIB ha sido de 2,6 puntos, tres décimas inferior a la del segundo trimestre. La demanda exterior también ha presentado una aportación positiva de 0,6 puntos, una décima superior a la del trimestre pasado como resultado de una caída mayor de las importaciones que de las exportaciones. Este saldo positivo se antoja muy importante porque permite a España pagar una muy pequeña parte de su enorme deuda con el exterior.
El reparto que se hace de este crecimiento entre empresas y trabajadores no parece muy desequilibrado: con 499.000 puestos de trabajo creados, el conjunto de las rentas de los asalariados engorda un 3,1% durante los últimos cuatro trimestres, una décima por encima que en el trimestre anterior. Por el contrario, las empresas y autónomos frenan un poco el vigoroso crecimiento de sus excedentes de explotación brutos: su tasa anual se ralentiza al 3,5% anual desde el 4,8% registrado tres meses antes.
En comparación con las principales europeas, la actividad en España continúa exhibiendo un dinamismo mucho mayor: "Por un lado, Francia e Italia presentan tasas de crecimiento superiores a las del trimestre precedente (Francia del 0,2% frente al –0,1% e Italia del 0,3% frente al 0,0%). Por otro lado, Alemania, Reino Unido y Bélgica registran crecimientos inferiores a los del trimestre anterior (Alemania del 0,2% frente al 0,4%, Reino Unido del 0,5% frente al 0,7% y Bélgica del 0,2% frente al 0,5%)", reza la nota del INE.
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