Rajoy dice que pagar 6.000 millones más de impuestos no daña a las empresas
El Gobierno enmienda la reforma del impuesto de sociedades para salvar la recaudación
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, defendió ayer que subir las retenciones del impuesto de sociedades en 6.000 millones “no afectará a la liquidez de las empresas”. Sin embargo, los expertos no entienden eso. El Consejo General de Economistas alertó de que elevar el pago a cuenta puede causar situaciones “injustas” y dificultades con la liquidez de las empresas. El Gobierno enmienda la reforma del impuesto de sociedades para salvar la recaudación.
Durante una rueda de prensa en el Congreso, Rajoy intentó escudarse de las críticas alegando que los beneficios de las grandes empresas están subiendo un 12% mientras que las retenciones caen un 56%. Los tipos están siendo “prácticamente cero”, remachó. Sin embargo, ésa no es la opinión del Consejo General de Economistas, que por boca de su presidente, Valentí Pich, criticó la medida por suponer un alza de los pagos a cuenta de más del 30%.
El problema del Gobierno es que tiene que salvar la caja del impuesto de sociedades de una serie de decisiones de Hacienda. A fecha de hoy, el impuesto de sociedades apunta una recaudación en los niveles más bajos de la crisis debido a unas medidas que se han tomado demasiado pronto. Los Presupuestos de 2016 contemplaban unos ingresos por sociedades del orden de los 25.000 millones, un 20% más que en el ejercicio pasado. Sin embargo, este año se han adoptado varias iniciativas que están abriendo un agujero enorme en la recaudación del impuesto y que podrían hundirlo muy por debajo de los 20.000 millones embolsados el año pasado. Por un lado, Hacienda ha recortado este año el tipo al 25%. La misma Agencia Tributaria reconoce que por esta rebaja se han perdido 353 millones de euros durante los primeros cinco meses del año.
Por otro, Hacienda había endurecido el sistema para compensar pérdidas de otros años, de forma que las grandes sólo se podían aplicar pérdidas pasadas sobre el 25% del beneficio. Pero ahora ese límite para compensarse se ha elevado hasta el 70%. Y eso con un montón de empresas que acumulan bases negativas de la crisis.
Por último, se han suavizado los pagos fraccionados de sociedades para dejarlos igual que en 2011. Por aquel entonces, las grandes empresas solían adelantar en tres desembolsos el pago del impuesto y lo liquidaban en julio. Sin embargo, acuciado por las necesidades de liquidez, el Gobierno endureció estos pagos para forzar a las compañías a abonar mucho más por adelantado. A grandes rasgos, estableció un desembolso mínimo y obligaba a las compañías a anticipar impuestos como si no obtuviesen ninguna desgravación o exención. Por ejemplo, pese a que los dividendos de filiales extranjeras están exentos por haber tributado en otro sitio, éstos también contribuían en el pago fraccionado aunque luego se liquidasen. El resultado era que Hacienda contó con 5.925 millones más en la caja que luego se devolvían en la liquidación de julio pero que se volvían a pedir en los pagos a cuenta de octubre, diciembre y abril. Como en una especie de juego de manos, la bola de los 6.000 millones seguía casi todo el tiempo en la arcas públicas a pesar de que en realidad pertenecía a las empresas.
Y eso ayudó a mejorar las cifras de déficit. Sin embargo, Hacienda se ha confiado, y este año ha relajado demasiado las condiciones de esos pagos a cuenta. Hasta el punto de que, según la Agencia Tributaria, el pago fraccionado pierde este año 1.433 millones de euros. Si en 2015 se recaudaron 5.939 millones por este concepto hasta mayo, en lo que va de 2016 cae un 48% y se sitúa en los 2.768 millones, tan sólo 200 más que en 2011, año en el que la recaudación se colocó al cierre del ejercicio en los 16.500 millones, uno de los mínimos de la crisis. Como resultado, la recaudación del impuesto se está desplomando un 44% a pesar de que las bases imponibles de las grandes empresas crecen un 11,5%.
Las alegaciones del Gobierno a la multa
El Gobierno ha alegado ante la Comisión Europea que existen razones de peso para no multar a España. Obviando que el desfase presupuestario repuntó hasta mayo, sostiene que el déficit de las Autonomías ha caído un 30% y que el gasto público sin contar municipios sólo ha aumentado un 1%. Además, insiste en que la inflación ha restado mucha recaudación y que el esfuerzo estructural ha sido mayor de lo que calcula la Comisión. No sería justo multar a España por incumplir un solo año y además sería contraproducente, concluye la nota remitida a Bruselas.
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