El FMI contiene su ‘revolución’
El economista jefe sale al paso de la polémica por un artículo de la institución que cuestionaba el neoliberalismo y la austeridad
El Fondo Monetario Internacional (FMI) no reniega ni de la austeridad ni del liberalismo más decidido. Aunque alimentó las dudas durante las últimas semanas, el economista jefe de la institución, Maurice Obstfeld, ha salido al paso para calmar las aguas. Hay poca épica en el Fondo, los conatos de revuelta se producen en forma de artículos y se sofocan con las mismas armas.
Un artículo publicado a finales de mayo por tres importantes economistas del FMI dio la campanada al cuestionar las bondades de las recetas económicas neoliberales, admitir que muchas no habían dado los resultados esperados y vincular los efectos de la austeridad con el aumento de la desigualdad. "Hay aspectos de la agenda neoliberal que no han dado los frutos esperados", señalan Jonathan D. Ostry (subdirector del departamento de Análisis), Prakash Loungani (jefe de división) y David Furceri (miembro del mismo departamento).
Los expertos del Fondo hallaron tres conclusiones "preocupantes" al analizar las políticas de austeridad y la retirada de restricciones al movimiento de capitales: que "los beneficios en términos de mayor crecimiento son difíciles de identificar cuando se mira un amplio grupo de países", si bien "los costes en cuanto a mayor desigualdad son prominentes". En cambio, certifican que "la mayor desigualdad daña el crecimiento". Así, aunque ese ideario liberal busque la expansión económica, "sus defensores deben prestar atención a los efectos en su distribución".
El Fondo avisa de la alta deuda de China
El subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), David Lipton, urgió ayer a China a tomar "medidas inmediatas" para reducir la creciente deuda de sus empresas, o de lo contrario se encontrará con "consecuencias peligrosas" en su transición hacia una economía de consumo.
Lipton recordó que el país asiático es el miembro del G20 que ha acumulado deuda de forma más rápida, y estimó que ya equivale al 225% de su PIB, o el 145% si solo se atiende a su deuda corporativa. "La deuda empresarial sigue siendo un grave y creciente problema que debe ser afrontado de inmediato y con un compromiso para adoptar reformas serias", señaló.
El artículo, publicado en una revista del FMI bajo el título Neoliberalism: Oversold? (algo así como Neoliberalismo: ¿sobrevalorado?) también cuestiona los objetivos del Fondo en cuanto a la reducción de la deuda pública de los Estados. "Muchos países (como los del sur de Europa) no tienen mucha más elección que adoptar consolidación fiscal", señalan, pero esa necesidad "en algunos países" no es aplicable "a todos los países", resaltan.
Ajustes más suaves
El propio FMI, desde su ex economista jefe Olivier Blanchard, hasta su actual directora gerente, Christine Lagarde, han manifestado en los últimos años que los ajustes fiscales no deben ser bruscos para evitar castigar el crecimiento (sobre todo después de ver las secuelas de la crisis griega) y que los Estados con margen para gastar deben hacerlo. Los economistas cuestionan algo más en su artículo y se habla mucho de un giro keynesiano en los análisis del Fondo. "Pero el FMI también ha defendido bajar la deuda en el medio plazo en algunas economías emergentes y desarrolladas, sobre todo como seguro ante futuros shocks. Pero ¿es realmente defendible para países como Alemania, Reino Unido o EE UU?", se preguntan.
Hace unos días, el FMI publicó una entrevista con su economista jefe para matizar a sus compañeros. "No se trata de que el Fondo esté a favor o en contra de la austeridad, nadie quiere austeridad innecesaria", señaló Obstfeld, sino de que los gobiernos deben vivir acorde a sus posibilidades o asumir medidas más duras como el impago de la deuda. "Esto es un hecho, no una posición ideológica", dijo. "El artículo se ha malinterpretado, no significa un gran cambio en el Fondo". Si algo se ha sobreestimado es la capacidad de revolución en el Fondo.
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