Doce ejecutivos de Volkswagen cobran 63 millones en su peor año
La empresa teme que el coste del escándalo de las emisiones suba y tenga que vender activos
Volkswagen quería convertir su rueda de prensa anual en la señal de que ha aprendido de los errores y que empieza a recobrarse del escándalo por el engaño masivo en las emisiones de gases. Una semana después de cerrar un preacuerdo con las autoridades estadounidenses y de presentar las mayores pérdidas de su historia -1.582 millones de euros en 2015-, el mayor fabricante de automóviles de Europa debía ofrecer señales claras.
Pero la compañía no dio el jueves grandes novedades sobre el plan con el que pretende salir de la crisis. El presidente, Matthias Müller, dijo confiar en que este año será el de la recuperación y poder volver a los beneficios. Pero el gigante de Wolfsburgo no descarta que los costes asociados a la crisis sigan creciendo y verse obligados a deshacerse de activos. Sí anunció que la cúpula de la empresa se llevará 63 millones en bonus y que al anterior presidente, Martin Winterkorn, no le afecta el recorte que otros ejecutivos han aceptado. Cobrará 7,3 millones.
Las provisiones dotadas por la compañía para hacer frente al dieselgate ascienden a 16.200 millones. Los analistas creen que esta cifra se queda muy corta. De este dinero, 7.000 millones irán destinados a hacer frente a los costes legales del escándalo en todo el mundo. Y otros 7.800 millones deberán cubrir las recompras y reparaciones de vehículos afectados. El mercado reaccionó con una subida en el valor de la acción del 2,1%.
El pacto cerrado con las autoridades de EE UU afecta a la indemnización a los clientes afectados. Pero aún están por decidir las multas que impondrá el Departamento de Justicia y otros costes legales. “Las necesidades financieras para cubrir los riesgos pueden llevar a tener que vender activos”, señala el informe anual. El presidente de la compañía dijo que aún es muy pronto para estimar el coste total que tendrá el engaño y tampoco quiso especular sobre qué partes de la compañía estarían en venta.
Como ya había hecho en otras ocasiones, Müller pidió perdón por las malas prácticas del pasado y dijo que el trabajo más importante que tienen ahora por delante es ganar de nuevo la confianza de los compradores. “Nos duele haber sobrepasado las barreras y violado las normas. Hemos decepcionado a los que confiaban en Volkswagen”, dijo Müller en Wolfsburgo, la sede de la compañía.
La “crisis existencial” de la que habló el presidente del Consejo de Supervisión de la compañía, Hans Dieter Pötsch, no ha impedido una generosa gratificación para su equipo directivo. Tras las críticas recibidas al saberse que los máximos directivos pretendían cobrar íntegros unos bonus millonarios, los beneficiarios aceptaron renunciar a un 30% de esta paga variable, pero solo con la condición de poder recobrar el dinero si la acción evoluciona favorablemente.
Una docena de miembros, actuales o pasados, del Consejo de Administración se embolsará 63 millones de euros. De estos, 5,7 millones serán congelados durante tres años y solo los cobrarán si se recupera el valor de la acción. A Müller le corresponden 4,7 millones. Su predecesor, Martin Winterkorn —que dirigía la empresa cuando se produjeron las irregularidades—, cobra 7,3 millones, de los que casi seis proceden de la parte variable. Su negativa a aceptar recortes en el bonus fue el jueves criticada.
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