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“El largo radio barato triunfará pese al monopolio de las grandes compañías”

El consejero delegado de la tercera compañía de bajo coste europea apuesta por la solidez de su empresa pese a las pérdidas de 2014

Bjørn Kjos, consejero delegado de Norwegian.
Bjørn Kjos, consejero delegado de Norwegian.Norwegian

Norwegian es la compañía aérea de bajo coste pionera en las conexiones de largo radio. Estrenó en 2013 vuelos a Nueva York y Bangkok desde Oslo y Estocolmo, mientras consolidaba su cuota de mercado en Europa, donde es ahora la tercera aereolinea low cost por tamaño. En 2012 acordó la compra de 222 Boeing 737 y Airbus 320 por 16.600 millones de euros, el mayor pedido en la historia de la aviación europea, y el año pasado adquirió siete Boeing Dreamliner, que han llevado a nueve el número de aeronaves destinadas a los vuelos intercontinentales. 2014, sin embargo, no ha sido un año fácil. La compañía perdió 120 millones de euros tras siete ejercicios de ganancia interrumpida. Pero a Bjørn Kjos, consejero delegado de la empresa, no le cabe duda: “Nuestro proyecto de largo radio va a ser un éxito pese a que las aerolíneas tradicionales hayan creado un monopolio para evitar la competencia y expulsarnos del mercado”, ha asegurado en una entrevista a EL PAÍS.

El largo radio es entonces la gran apuesta de la aerolínea escandinava, como demuestra el pedido de otros 12 Dreamliner, que llegarán en 2018. Pero por ahora, como el mismo Kjos admite, es una de las principales causas de las pérdidas registradas en 2014. “Hemos tenidos muchísimos problemas técnicos con estos aviones, que nos han obligado a fletar otros para remplazarlos y llevar a cabo nuestros viajes”. Estos costes, junto con los gastos relativos a la comida y al alojamiento de los pasajeros afectados, han pesado en las cuentas de Norwegian por 30,3 millones de euros.

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Los problemas han ido también más allá de las rutas continentales. La semana pasada se concluyó una huelga de los pilotos que a lo largo de 11 días llegó a paralizar el 100% de los vuelos en Escandinavia, afectó a 70.000 pasajeros y ocasionó un desplome del 16% de sus acciones. Contra las políticas laborales de la compañía se ha manifestado también el sindicato de los pilotos españoles, el SEPLA, y el principal sindicato estadounidense, la todopoderosa confederación AFL-CIO. Le acusan de compartimentar la compañía para ahorrar en costes laborales: “Nuestra estrategia consiste en crear en cada país una empresa filial, distinta de la matriz, para aplicar a sus trabajadores las condiciones laborales propias de aquel Estado, no es nada más que eso. Si todos nuestros empleados gozaran de las condiciones noruegas no seríamos una compañía viable”, sostiene.

Y justo la habilitación de una de sus filiales, la irlandesa, se ha transformado en el reto más grande para Norwegian. La compañía lleva un contencioso abierto con las autoridades de EE UU para obtener la autorización que permitiría a sus aviones llegar desde el país norteamericano a un aeropuerto de la Unión Europea y desde ahí viajar directamente a otro destino de largo radio, algo que ahora les es posible solo pasando por Oslo. “Pero las grandes aerolíneas tradicionales han formado un lobby para impedirlo”, asevera Kjos.

A la espera de que esa situación se aclare, en el corto plazo la compañía encara la devaluación de la corona Noruega frente al dólar "causada por la caída del precio del crudo, uno de los principales motivos de las pérdidas de Norwegian”, explica Kjos. Y añade que el hecho de que Noruega sea un país productor de crudo no favorece a su compañía “ya que la gestión del petróleo es totalmente pública”, aunque admite posibles futuros beneficios si los precios se mantuvieran bajos. Hasta ese momento, su empresa “tendrá que reducir más sus gastos para seguir siendo competitivos en un mercado tan dificil”, sentencia.

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