Bruselas vaticina que la corrección del precio de la vivienda “no ha acabado”
La depreciación, de más del 30% desde 2007, continuará al menos hasta 2014, según la CE El sector de la construcción no tocará fondo hasta 2015
“El precio de los pisos nunca bajará”. La superburbuja inmobiliaria española, generada durante los años del Gobierno de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero, se fue hinchando con una mezcla de bajos tipos de interés y crédito fácil, pero nunca hubiera alcanzado dimensiones tan tóxicas sin ese elemento casi religioso, mezcla de frasco de crecepelo y ungüento de serpiente del lejano oeste: “El precio de los pisos nunca bajará”. Una vez desenmascarada esa estupenda milonga, la Comisión Europea asegura, en el examen de la economía española presentado el pasado miércoles, que los precios seguirán cayendo al menos hasta 2014, tras un descenso acumulado que ya supera el 30% desde 2007.
Serán al menos siete años de continua pérdida de valor para un activo que supone el 87% de la riqueza financiera de las familias españolas. La vivienda, además, explica casi la mitad de los 3,6 millones de empleos destruidos durante la crisis, se tiene como la primera causa de los problemas fiscales del Estado y del rescate a la banca y, según Bruselas, todavía tiene que dar serios quebraderos de cabeza a los particulares, empresarios, banqueros y gobernantes españoles.
“El ajuste del sector ha sido notable, pero aún no ha tocado fondo”, según el análisis de la Comisión. Pese a que la caída del precio de los pisos se aceleró en 2012, el número de viviendas en venta es aún muy elevado: 700.000 pisos nuevos esperan comprador. La atonía de la demanda no mejora: la incertidumbre, la crisis y el paro pasan factura, con la disminución de la renta disponible de los hogares y un preocupante descenso de población. Y los problemas de la banca hacen el resto: “Las condiciones financieras restrictivas \[es decir, la falta de crédito a tipos asequibles\] y las expectativas de nuevas disminuciones de precios contribuyen también a deprimir la demanda”, apunta el informe, que señala otras causas como la retirada de la deducción para compra de vivienda y la presencia del banco malo —Sareb— en el mercado, deseando deshacerse de los activos tóxicos de la banca.
El valor de los pisos casi se triplicó entre los años 1997 y 2008 por la burbuja
La estabilización de los precios no llegará hasta 2014, al menos como media: las condiciones son considerablemente diferentes en las distintas autonomías. En general Bruselas constata que a España aún le queda un trecho en esa larga travesía del desierto, desde que las primeras caídas de precios se registraran allá por 2008. Esta vez no es diferente: la historia económica demuestra que cuando un país se enfrenta a un pinchazo inmobiliario acompañado de una crisis financiera aguda —y España es un caso de libro—, el ajuste tarda siete años en completarse.
Los efectos de las rebajas de precios son múltiples y están interconectados. Los hogares, las empresas y los bancos siguen expuestos a unos altísimos niveles de endeudamiento en un activo que pierde valor a pasos agigantados. Los fallidos siguen aumentando, a pesar de los esfuerzos realizados para reducir el endeudamiento de toda la economía. España, en fin, se empobrece si sigue cayendo uno de los activos en los que cimentó su impresionante crecimiento de finales de los noventa y buena parte de la década pasada: “La riqueza total sigue siendo elevada en comparación con la media internacional, pero las perspectivas a corto plazo, tanto para los ingresos como para el patrimonio, son negativas, ya que el desempleo sigue en aumento y se prevé que se mantenga la tendencia a la baja de los precios inmobiliarios”, indica el estudio.
Los precios casi se triplicaron entre 1997 y 2008: la caída en términos nominales (sin descontar la inflación) se sitúa en el 31%, y en términos reales en el 38%, por lo que aún queda margen pese a que las rebajas se han acentuado en los últimos trimestres.
Si por el lado de la demanda la situación es preocupante, por el lado de la oferta tampoco hay signos para el optimismo: la caída de la inversión y el empleo en el sector de la construcción continúa, impulsada por el descenso de la construcción de viviendas. La cuota de la inversión en vivienda en el PIB total cayó del 12,5 % del PIB en 2006 al 5,3% en 2012, por debajo del mínimo histórico del 7% alcanzado en 1997. Y el ajuste aún no ha concluido, a pesar de que el peso del empleo en la construcción es el más bajo desde 1976. “El sector podría no tocar fondo hasta 2014-2015”, según los negros augurios de Bruselas.
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