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La Alhambra avisa: las pintadas son delito

Detenida una turista suiza que intentó grabar un corazón en el Cuarto Dorado

La Alhambra va a avisar a todos los turistas que accedan al recinto de las consecuencias que puede tener hacer pintadas en el monumento. Puede ser considerado falta o delito y en función de la cuantía del daño -con la barrera puesta en 400 euros- puede acarrear penas de prisión por daños contra el patrimonio.

En los últimos meses se han producido dos detenciones por hechos de estas características. Primero fue un militar jordano que en una visita privada grabó sus iniciales y la fecha en una columna del Palacio de Carlos V. El pasado fin de semana una turista suiza intentó grabar un corazón en una yesería del Cuarto Dorado.

Ante estos acontecimientos, el Patronato de la Alhambra va a estudiar el modo más adecuado para advertir a los visitantes del delito. Se hará previsiblemente con llamadas de atención en las entradas o indicativos en los accesos. El caso es evitar comportamientos como el de la última detenida, una suiza de 18 años que el pasado sábado intentó grabar en la pared un corazón precedido de una inicial.

El personal de control la vio rayando con la uña el yeso, le llamó la atención pero la joven continuó. Se dio parte a la policía, que acudió al monumento y detuvo a la joven por daños contra el patrimonio. Ya en comisaría se negó a declarar, según avanzó ayer Ideal. Al día siguiente quedó en libertad con cargos tras pasar a disposición judicial.

El Juzgado de Instrucción 8 de Granada es el encargado de investigar el asunto. Aún queda pendiente el informe que determinará la cuantía del daño ocasionado en una zona de importante valor dentro de los palacios nazaríes.

El Juzgado de Instrucción 5 condenó recientemente a pagar 120 euros de multa y otros 200 de indemnización al militar jordano que grabó su nombre en Carlos V el pasado verano.

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La obsesión de los viajeros por plasmar su firma en el monumento se remonta siglos atrás y el escritor Washington Irving trató de erradicarla en el XIX con la implantación de un libro de firmas.

El Patronato asegura que no va a dejar de denunciar actos tan "deleznables".

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