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El deterioro del mercado laboral

2012: otro paso atrás para el empleo

Las previsiones vaticinan que este año se destruirán entre 350.000 y 400.000 puestos de trabajo - Los ajustes fiscales y la falta de crédito impulsan el paro

Manuel V. Gómez

El mercado laboral español no toca suelo. En 2011 iba a empezar a levantar cabeza y acabó peor que en 2010. La economía se enfrió tanto que ha vuelto a contraerse. La factura cobrada en puestos de trabajo es muy alta: la Seguridad Social perdió casi 2.700 afiliados al día desde agosto. Y el panorama no cambia. Nadie espera mejoras este año y, en consecuencia, el paro se agravará aunque pueda parecer imposible, uno de cada cinco españoles que quieren y pueden trabajar no tiene donde hacerlo. Mucho tendrán que cambiar las cosas para que España no acabe 2012 encadenando cinco años de destruyendo empleo.

"España va a estar en recesión todo 2012. El empleo va a caer y mucho", vaticina Ángel Laborda. Este economista dirige el panel de coyuntura de Funcas que recoge las previsiones de los principales servicios de estudios del país, que el pasado noviembre vaticinaban una caída media de la ocupación en 2012 del 1,2% y una tasa de paro del 22,2%, seis décimas por encima de la última encuesta de población activa.

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Desde entonces todo ha empeorado. El crédito no circula y el déficit público ha escalado hasta el 8%. El ajuste fiscal será mucho mayor de lo previsto. "Será un paso atrás muy fuerte. No va a ser una simple recesión de inventario. Nunca se ha dado una recaída en la restricción de crédito tan fuerte", explica José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Díez, como la mayoría servicios de estudios consultados para este reportaje, está revisando sus previsiones de noviembre. Y lo hace a peor. A mucho peor. Según sus cálculos, todavía por concretar, el paro este año se situará entre el 23% y el 23,5% y se destruirán unos 400.000 empleos.

Hasta ahora, el peor pronóstico de empleo para 2012 lo tenía AFI, el 23,1%. Pero, según explica José Antonio Herce, tras las medidas de ajuste que el Gobierno tomó la semana pasada está enfriando sus previsiones. Y la de paro y su reverso, la de empleo, empeorarán. Sin duda. También lo ven así desde Alemania, el Instituto de la Economía Mundial, sitúa el desempleo en el 23,6%. Con estos números, dependerá de la evolución de la población activa si se llega o no a los 5,5 millones de parados.

"La economía española está atrapada entre dos tenazas: la de la restricción crediticia, que se ha agravado por la crisis de deuda soberana, y la del ajuste fiscal que incide sobre una economía totalmente estrangulada. La mejora dependerá de si se afloja la primera tenaza, porque el ajuste seguirá por años", analiza Laborda.

Cuando se trata del mercado laboral, los recortes se dirigen a los servicios. Hasta ahora, el empleo público había evitado un hundimiento aún mayor del trabajo durante la crisis, pero las últimas cifras de afiliación a la Seguridad Social muestran el desfallecimiento por este lado.

Hasta que lo sucedido en verano trocó la débil recuperación en otra recesión, todos los sectores, menos la construcción, comenzaban a crear empleo. Ahora todos vuelven a triturarlo. A los servicios les pesa el ajuste fiscal y el desplome del consumo interior; a la industria, el enfriamiento de la economía mundial que lastra las exportaciones, único foco de esperanza hasta hace poco; y el ladrillo, prosigue con una caída libre que hasta el momento se ha llevado por delante 1,4 millones de empleos, sin contar los de las manufacturas afines.

"La construcción va a caer a un ritmo del 15% o el 16% todo el año", pronostica Laborda. Menos pesimista es Díez que ya no ve mucho margen para que siga cayendo. Joaquín Trigo, del Instituto de Estudios Económicos, cree que en la rehabilitación de viviendas hay margen de mejora. Es el único entre los consultados. Sobre los ajustes, Trigo defiende su necesidad porque así se mejora la perspectiva para el futuro.

Para invertir la situación, el nuevo Gobierno ha prometido presentar una reforma laboral a muy corto plazo, tal vez el próximo viernes. Pero los resultados no serán inmediatos. "Estos cambios surten efectos a medio plazo", explica Herce. "Es como poner un buen coche a punto. Está en condiciones de correr, pero si le falta la gasolina no hay nada que hacer. Y la gasolina es el crédito", compara Laborda.

En un tono inusualmente pesimista en él, José Carlos Díez explica que Europa afronta un escenario futuro a la japonesa. Es decir, una caída de la actividad económica y un estancamiento por años (Japón lleva más de una década así). "Eso, países como Alemania se lo pueden permitir porque tienen una tasa de paro muy baja. También Japón. Pero España, no. Si la economía no mejora, no baja el paro. La salida a la japonesa para nosotros es muy mala".

Una factura que no mengua bastante

El gran aumento del paro ha sido uno de los elementos determinantes para descuadrar las cuentas públicas. Lo ha hecho por el lado de los ingresos. Pero sobre todo las ha descuadrado el incremento del gasto. En 2007, el Ministerio de Trabajo pagó 14.780 millones en prestaciones, un 1,4% del PIB. Las cotizaciones de los asalariados y empresario bastaban para pagar la factura.

Al año siguiente las cuotas ya no recaudaron lo suficiente. En 2010, el gasto en prestaciones tocó techo: más de 32.000 millones. Y la recaudación cayó con el empleo. El Estado tuvo que poner más de 15.000 millones recaudados por la Agencia Tributaria.

La persistencia de la crisis y la ausencia de empleo hacía pensar que esta partida menguaría de la forma menos deseada: las prestaciones y los subsidios no son eternos. Así sucedió a finales de 2010 y comienzos de 2011.

Pero la recesión ha vuelto. Los despidos regresan. Y las solicitudes para cobrar el paro en los últimos meses muestran que esta factura caerá menos de lo previsto. En octubre y noviembre aumentó el número de parados que pedían prestación, un 0,9% y un 6,4% sobre el mismo mes de 2010, respectivamente. Y la bajada del gasto mes a mes es cada vez menor.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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