Oubiña trabajará con drogodependientes
El juez le impone esta medida para que asuma el daño causado a la sociedad
El juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, otorgó ayer la libertad condicional al narcotraficante gallego Laureano Oubiña, pero le fija unas medidas de reinserción social sin precedentes para condenados por delitos contra la salud pública. Oubiña, de 65 años, el preso por tráfico de hachís más antiguo de España, ha pasado 11 en prisión y aceptó prestar apoyo a personas desfavorecidas y drogodependientes para poder disfrutar de un régimen de semilibertad, arrepintiéndose de su pasado delictivo y asumiendo el daño que ha causado a la sociedad.
En un novedoso auto, el juez impone a Oubiña su incorporación a actividades dirigidas a la reinserción y rehabilitación de drogodependientes porque "junto al proceso reparador de cara a la sociedad ha de incidirse en el aspecto resocializador de la condena, lo que obliga a imponer reglas de conducta del interno durante la clasificación del tercer grado".
Para el magistrado, "este extremo es precisamente el quid de la cuestión, qué hacer con estos internos en los que más allá del cumplimiento de la condena la responsabilidad ante la sociedad se diluye al no existir víctimas concretas", señala. "Obviamente el reconocimiento del daño causado, el arrepentimiento planteado es un importante paso pero necesita un plus de actuaciones que permitan constatar la reparación del daño y la obtención por parte de la sociedad de ese efecto reparador, ya que en los delitos contra la salud pública la no visualización de la víctima concreta incide en no constatar el daño y, en consecuencia, asumir por el penado los perjuicios derivados de su acción", fundamenta en el auto.
Ahora será la Junta de Tratamiento y los Servicios Sociales Penitenciarios de la prisión donde Oubiña cumplirá el tercer grado, probablemente A Lama (Pontevedra), los que decidan a qué organización social prestará asistencia el interno y los plazos que deberá cumplir. Además, el juez Castro estima los factores de adaptación de Oubiña y cree que cumple todos los requisitos para obtener el tercer grado: se ha arrepentido, cuenta con apoyo familiar, no tiene adicciones y ha presentado una oferta laboral contrastada para desempeñar un trabajo. También ha tenido en cuenta la evolución del interno y detalla en el auto el amplio calendario penitenciario del narco cuya última condena se extinguirá el 17 de julio de 2012. Resalta por último el juez el hecho de que Oubiña "ha manifestado no tener inconveniente en colaborar en actividades dirigidas a reparar el daño causado".
El narcotraficante se encuentra estos días en Vilagarcía, disfrutando de un tercer permiso desde que el 23 de septiembre pasado logrará salir de la cárcel en la que permaneció ininterrumpidamente desde octubre de 2000, cuando huyó a Grecia tras conocer su primera condena por tráfico de hachís. Oubiña solo abandonó la prisión por unas horas en febrero de 2001 para asistir al funeral de su esposa, Esther Lago, fallecida en un accidente de tráfico.
Carmen Avendaño, la presidenta de Érguete, la asociación de las madres contra la droga que abanderó el brazo social contra el narcotráfico, criticó duramente las medidas de reinserción para Oubiña, al tiempo que advirtió: "Ninguna organización con sentido común abrirá las puertas para que este traficante haga el paripé de reinsertarse porque no creemos en la beneficencia, en la solidaridad ni en la caridad de este señor". Avendaño calificó los trabajos sociales impuestos por el juez a Oubiña como "medidas esperpénticas y un desatino". "Porque a un narcotraficante convicto como él hay que imponerle otras reglas y ni nosotras ni nadie que trabaje con drogodependientes lo vamos a aceptar como colaborador", aseguró.
En cuanto al tercer grado otorgado al narco, Avendaño cree que Oubiña ha cumplido sus condenas y que el papel de Érguete no es interponerse a los tiempos de la Justicia. "Tiene todo el derecho a salir porque le corresponde, nunca nos hemos opuesto a esto, y si tiene un trabajo y ha pedido perdón, mejor", señaló. "Pero otra cosa es rizar el rizo y obligar a que trabaje como voluntario en algo que va contra sus principios y contra los nuestros y desde luego Érguete no va a abrirle las puertas para que se reinserte en la sociedad", añadió.
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