Nicanor Vélez, el editor infatigable
El poeta colombiano, fallecido ayer en Barcelona, fundó la prestigiosa colección de poesía del Círculo de Lectores
A los protagonistas de la cultura hay que buscarlos a veces a pie de página. Así, muchos de los mejores libros de poesía publicados en España en los últimos años llevan un colofón con letra de pulga encabezado por esta línea: "Edición al cuidado de Nicanor Vélez". Esas seis palabras se habían convertido en una garantía dentro del sello que las alberga -Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores-, de ahí el vacío que deja en la cultura en lengua española la desaparición de Nicanor Vélez, nacido en Medellín (Colombia) en 1959 y fallecido ayer en Barcelona víctima de un cáncer.
"Nicanor ha marcado un antes y un después en la edición en el mundo hispánico", decía ayer el poeta Andrés Sánchez Robayna, que trabajó con él en una decena de títulos que van de los Cuadernos de Paul Valéry a las obras completas de José Ángel Valente pasando por En el cuerpo del mundo, reunión de su propia poesía. Terco y delicado, todos los que trataron a Nicanor Vélez lo recuerdan en un discreto segundo plano en las presentaciones de la mayoría de los libros que había cuidado, un lugar que no se correspondía con la importancia de su labor. Cuando el crítico peruano Julio Ortega se ocupó de la poesía de Rubén Darío insistió en que el nombre del editor fallecido apareciese junto al suyo, tal había sido el rigor desplegado por aquel. "Podía llamarte a la una de la madrugada para preguntarte por una coma irregular", recuerda Robayna.
"Marcó un antes y un después en la edición en español", dice Robayna
Jorge Luis Borges, Jaime Gil de Biedma, Federico García Lorca, Octavio Paz o Pablo Neruda son otros de los autores a cuyos versos dedicó sus fatigas Nicanor Vélez, pero su trabajo fue más allá de las monumentales ediciones de los grandes clásicos del siglo XX. El medio centenar de títulos que alberga la colección que fundó en 1997 dentro de la propia Galaxia / Círculo son otro hito. Leopardi traducido por Antonio Colinas, Ungaretti en la versión de Tomás Segovia, Vladimir Holan en la de Clara Janés, Joseph Brodsky en traducción de Ricardo San Vicente o Auden al cuidado de Jordi Doce son ya parte de la historia de la literatura española. Por no hablar de antologías de la lírica latinoamericana contemporánea, de la poesía náhuatl o de la medieval peninsular en ocho lenguas: latín, árabe, hebreo, mozárabe, provenzal, galaico-portugués, castellano y catalán. Que una colección como esa haya sobrevivido en tiempos como estos da una idea de la larga deuda que ha contraído con Nicanor Vélez no solo la cultura en español, sino también la sociedad civil de los países que hablan ese idioma. No todo se mide por el PIB.
Formado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París y en la Facultad de Filología de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Vélez lector tardó en darse a conocer como autor. En 2002, cuando llevaba una década trabajando como editor, publicó su primer libro de poemas, La memoria del tacto, al que seguiría dos años después La luz que parpadea. Más tarde reunió una selección de sus versos en Huellas, un libro de artista en colaboración con el pintor Vicente Rojo.
En septiembre pasado la editorial Pre-Textos publicó su tercer poemario, La vida que respira, una obra atravesada por la presencia de la muerte (de sus padres, de su hermano: "Voy al recuerdo y eres leve, / te pienso bondadoso como el trigo") tanto como por una lúcida pero indestructible fe en la maravilla del universo: "El mundo se remansa / con la belleza de tus ojos / y todo desemboca en gesto: / la luz que gira, / la voz que vuela, / la piel que sueña: / vida en ti". El año que viene la editorial Siglo XXI recopilará, con prólogo de Jenaro Talens, los ensayos que Nicanor Vélez dedicó a autores como Gonzalo Rojas, Juan Ramón Jiménez o Giovanni Quessep. A todos consagró además su pasión de editor puntilloso, esa labor que queda para la historia en la letra pequeña de los libros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.