Manuel Jalón, un inventor humanista
El ingeniero patentó la fregona y la aguja hipodérmica desechable
Manuel Jalón Corominas (Logroño, 1925) puede pasar a la historia como muchas cosas, pero sin duda una de las que más orgulloso se sentiría es por haber sido un empresario humanista. Una humanidad caracterizada, entre otras cosas, por una coquetería que le impedía rebelar su edad casi desde sus años mozos. Zaragozano de adopción pese a su origen riojano, con dos guerras a sus espaldas -la civil española y la "segunda" mundial- que le marcaron notablemente, se embarcó en el ejército del aire, lo que no sólo le permitió titularse como ingeniero aeronáutico, sino ser uno de los primeros técnicos españoles que a principios de los cincuenta se desplazó a Estados Unidos para traerse desde allí los primeros "aviones a reacción" que utilizaría el ejército español.
El emprendedor español fue un adelantado a su tiempo
Pero no solo se trajo los reactores. Como buen observador, se empapó de las formas de vida de una sociedad que terminarían imponiéndose en el mundo entero durante las décadas siguientes.
Emprendedor nato, fue un adelantado a lo que años más tarde se impondría también como fórmulas magistrales de creación y gestión empresarial. En aquella época no existía Silicon Valley, pero como un adelantado maño a las aventuras de Steve Jobs o Bill Gates; en un taller del centro de Zaragoza, en 1956, creó uno de los inventos españoles más famosos: la fregona. Es curioso que dos de los principales inventos comerciales españoles, que más vueltas han dado por el mundo, estén basados en un palo: la fregona y el chupa chups. En realidad se trataba de una mejora de los modelos americanos, adaptándolos a las necesidades y los gustos españoles. Eran más pequeñas, bonitas y económicas. Además, tardaron muy poco tiempo en pesar mucho menos, ya que les alcanzó de lleno la invasión del plástico de aquellos años.
No pasó mucho hasta que la fregona se viera desplazada en la facturación de su compañía, Rodex, por los artículos de plástico para el menaje. Y tampoco esperó demasiado para crear otra compañía Fabersánitas, que se encargó de repartir también por medio mundo las primeras jeringuillas desechables.
Y si como emprendedor fue un adelantado por sus innovaciones, no se quedaban atrás sus observaciones de la realidad y sus críticas a una clase política que consideraba demasiado vinculada a las profesiones teóricas y administrativas. A finales de los ochenta criticaba la escasa presencia de empresarios en el Congreso y le gustaba preguntar por el número de empleos que habían creado los miembros del Congreso y el Senado.
Con el paso de los años Rodex pasó de manos holandesas (1989, BSM) a norteamericanas, (1999, Rubbermaid) y, desde 2005, pertenece a European Plastic Group, filial del grupo empresarial familiar israelí, Keter.
Manuel Jalón ha muerto este viernes a los 86 años, un año después de publicar su libro Manual para la otra vida, fruto de "años y años de razonamiento", según comentaba a finales de 2010; en esas fechas volvía a reconocer su suerte por haber pasado la infancia en el campo, cerca de la naturaleza, contemplando los milagros cotidianos que le llevaron a preguntarse el porqué de las cosas.
Un compañero del diario La Rioja titulaba acertada y premonitoriamente su comentario del libro con la pregunta: "¿Habrá fregonas en el cielo?" Es probable que su creador lo esté comprobando en estos momentos.
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