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El despliegue de la Patrulla Fronteriza en Charlotte propaga el miedo entre la población

Loa agentes migratorios, bajo el mando de Gregory Bovino, detienen a docenas de personas en el primer fin de semana de su operación en Carolina del Norte

ice en charlotte
Patricia Caro

Charlotte, la mayor ciudad de Carolina del Norte, se ha convertido en el último objetivo prioritario de la ofensiva antiinmigratoria de la Administración de Donald Trump. Los agentes de la Patrulla Fronteriza comenzaron el sábado sus operaciones para detener al mayor número de migrantes posible, propagando el miedo en las calles de esta ciudad de 950.000 habitantes controlada por los demócratas.

Desde el Departamento de Seguridad Nacional se justificó la operación como un aumento de la vigilancia para combatir la delincuencia, a pesar de que los crímenes violentos han caído un 20% en el año y los líderes locales se han opuesto a su intervención. La alcaldesa interina de la ciudad, Danté Anderson, declaró a la CNN que “Charlotte es una ciudad segura. No hay nada que ver aquí, no hay ninguna razón para que estén” y señaló que la llegada de los agentes ha extendido el miedo y la ansiedad entre los residentes.

Al mando de la operación se encuentra el jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) Gregory Bovino, quien ha dirigido operaciones similares en las ciudades de Los Ángeles y Chicago y cuyos métodos brutales, con un uso excesivo de fuerza y el empleo de armas químicas contra la población, han sido objeto de demandas judiciales.

El funcionario, originario de Carolina del Norte, presumió en las redes sociales de que el primer día de la operación, que han bautizado como La Telaraña de Charlotte (el mismo nombre que el conocido libro infantil de E. B. White), detuvieron a más de 80 personas.

A imagen de lo ya ocurrido en Chicago, su parada anterior, los agentes migratorios, enmascarados y a bordo de vehículos camuflados según relataron varios testigos, usaron técnicas violentas en sus detenciones, en las que se guiaron por el perfil racial, según atestiguó el gobernador de Carolina del Norte, el demócrata Josh Stein.

“Hemos visto agentes enmascarados y fuertemente armados, vestidos con atuendos paramilitares, conduciendo coches sin distintivos, deteniendo a ciudadanos estadounidenses por su color de piel, practicando la discriminación racial y arrestando a personas al azar en los aparcamientos y en las aceras”, declaró Stein en un vídeo publicado el domingo por la noche. “Esto no nos hace más seguros. Está sembrando el miedo y dividiendo a nuestra comunidad”. Stein pidió a los residentes que graben vídeos si presencian algo irregular para denunciarlo a la policía local.

Grabaciones realizadas por los mismos detenidos y por testigos de las operaciones ya inundaron las redes sociales, dando cuenta una vez más de la agresividad con la que actúan los agentes, rompiendo vidrios en vehículos y tirando a los detenidos bruscamente al suelo para inmovilizarlos.

Una de las grabaciones muestra la detención de un ciudadano estadounidense, Willy Wender Aceituno Medina, a quien un agente sacó a la fuerza de su coche después de romper con una porra el vidrio de su ventana. De origen hondureño, pero nacionalizado estadounidense, Aceituno Medina explicó a los medios que los agentes ya le habían parado una vez para pedirle su identificación, pero le dejaron marchar al comprobar que es estadounidense. La segunda vez que le interrogaron, sin embargo, no le permitieron mostrar su identificación, a pesar de que repetía que era ciudadano, y le metieron a la fuerza en un vehículo junto a otros detenidos, para luego dejarle libre. La violencia con que lo trataron le dejó magulladuras. El hombre aseguró que le pararon por su aspecto físico, ya que había otras personas con él que no eran latinos a quienes no les exigieron la identificación.

No está claro cuánto tiempo durará la operación en Charlotte ni por qué fue elegida como sucesora de Chicago para las operaciones de la Patrulla Fronteriza. Trump ha ordenado el despliegue de la Guardia Nacional y de agentes migratorios en las ciudades gobernadas por demócratas bajo el argumento de que padecen una crisis de seguridad, a pesar de que en todos los casos las estadísticas muestran lo contrario. En Charlotte, los homicidios se han reducido un 24%, los asaltos con violencia, un 19%, y los robos, un 22% en 2025.

El Departamento de Seguridad Nacional afirmó que se centraba en Carolina del Norte debido a las llamadas políticas de santuario, que limitan la cooperación entre las autoridades locales y los agentes de inmigración. La agencia dijo que “casi 1.400 órdenes de detención en Carolina del Norte no se han cumplido, lo que ha permitido la liberación de inmigrantes indocumentados con antecedentes penales”. El sheriff del condado de Mecklenburg, Garry McFadden, donde se ubica Charlotte, puso fin en 2018 a la colaboración del condado con el Servicio de Inmigración y Control de Adunas (ICE, por las siglas en inglés).

En septiembre, la ciudad ocupó titulares por el apuñalamiento en el transporte público de una mujer ucrania de 23 años por un hombre con un largo historial de arrestos y problemas de salud mental. Aunque el sospechoso arrestado es ciudadano estadounidense, Trump aprovechó el asesinato como ejemplo de lo que él describió como delincuencia descontrolada en las ciudades demócratas.

“Los estadounidenses deben poder vivir sin temor a que delincuentes sexuales inmigrantes ilegales les hagan daño a ellos, a sus familias o a sus vecinos”, declaró la subsecretaria de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, en un comunicado. “Estamos reforzando la presencia policial del Departamento de Seguridad Nacional en Charlotte para garantizar la seguridad de los estadounidenses y eliminar las amenazas a la seguridad pública”.

Y mientras en Carolina del Norte las autoridades y buena parte de la población rechazan la presencia de Bovino y sus hombres, en Chicago celebran su partida, aunque en la ciudad de Illinois aún permanecerán efectivos de la CBP. El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, declaró la semana pasada que los agentes de Bovino dejaron tras de sí “un rastro de lágrimas y caos”. Las redadas de la Operación Midway Blitz se saldaron con más de 3.000 detenidos, aunque un juez luego ordenó la liberación de cientos de personas arrestadas. Los agentes, capitaneados por Bovino, ávido defensor de los métodos más violentos en las detenciones, lanzaron gas lacrimógeno y balas de pimienta contra los residentes, incluidos niños.

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Sobre la firma

Patricia Caro
Periodista en Washington, especializada en temas latinos y de inmigración. Forma parte del equipo de la edición de Estados Unidos de EL PAÍS. Fue corresponsal de la Cadena SER en Brasil. Trabajó como redactora de Economía Internacional en el diario Cinco Días.
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