Dos juicios en Chicago revelan la brutalidad dentro y fuera del centro de detención migratorio de Broadview
Un juez ordena que haya colchonetas y papel higiénico para los detenidos, mientras que testigos denuncian las tácticas de los agentes federales


Un juez federal de Chicago ordenó este miércoles a las autoridades mejorar las condiciones de un centro de detención de inmigrantes en respuesta a la demanda que interpuso un grupo de los detenidos denunciando las condiciones “inhumanas” en que los mantienen. El centro en cuestión es el situado en Broadview, en un suburbio al oeste de Chicago, y está gestionado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por las siglas en inglés). Otro juicio simultáneo documento cómo el mes pasado, en el marco del macro operativo migratorio desplegado en la ciudad por el Gobierno Trump, Broadview fue el escenario de la brutalidad policial con la que los agentes federales enfrentaron a los manifestantes que protestaban por las redadas, los arrestos y las condiciones en que se mantenía a los detenidos.
La orden tendrá una vigencia de 14 días y exige que los funcionarios proporcionen a los detenidos una colchoneta limpia y espacio suficiente para dormir, jabón, toallas, papel higiénico, cepillos y pasta de dientes, productos de higiene menstrual y medicamentos recetados. Deberán presentar un informe ante el juez este viernes. “La gente no debería dormir junto a inodoros desbordados”, declaró el juez federal Robert Gettleman. “Tampoco deberían dormir unos encima de otros”, añadió, según AP.
La orden establece que las celdas de detención del centro deben limpiarse dos veces al día. Los detenidos deben poder ducharse al menos cada dos días y recibir tres comidas completas diarias y agua embotellada si la solicitan. Gettleman exigió a las autoridades que permitan a los detenidos llamar a abogados en privado y sin costo alguno, y que les proporcionen una lista de abogados que ofrecen servicios gratuitos en inglés y español. Además, se prohíbe a los agentes presentar documentos engañosos a los detenidos para que los firmen.

El martes, el juez Gettleman ya había calificado de “innecesariamente crueles” las condiciones en que mantenían a los migrantes después de escuchar testimonios de las personas recluidas. Los demandantes declararon no tener camas donde dormir, que los inodoros se desbordaban por los atascos y que el agua que bebían “sabía a alcantarilla”.
El centro fue diseñado para estancias de aproximadamente 12 horas, pero algunas personas han estado retenidas durante varios días como consecuencia del aumento de las redadas antiinmigración. Los migrantes y las organizaciones que les defienden han denunciado el hacinamiento y el mal estado de los centros de detención del ICE desde que la Administración de Donald Trump comenzó la campaña antiinmigración y superó la capacidad de las instalaciones.
Brutalidad policial
Varios testimonios presentados también este miércoles ante otro tribunal de Chicago mostraron un escenario dramático por la brutalidad con la que los agentes migratorios respondieron a los manifestantes que protestaban en Broadview. La jueza de distrito Sara Ellis escuchó los testimonios en una audiencia sobre una demanda que presentaron medios de comunicación y manifestantes contra el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) por los abusos cometidos por los agentes en Chicago.
Brendan Curran, sacerdote y cofundador de Sacerdotes por la Justicia para los Inmigrantes, declaró que había “agentes federales lanzando proyectiles desde la esquina del tejado contra personas que no estaban armadas ni eran violentas de ninguna manera” y describió cómo le lloraban los ojos y la nariz después de haber sido alcanzado por los gases lacrimógenos, según reporta AP.
Emily Steelhammer, directora ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Chicago, también testificó, relatando cómo miembros del sindicato afirmaron haber sido atacados con balas de goma, bolas de pimienta y armas químicas, incluyendo gas lacrimógeno. Los incidentes ocurrieron principalmente en las protestas que se produjeron frente a un centro de detención en Broadview, en las afueras de Chicago, pero también en otras partes de la ciudad. “Nuestros periodistas han sido muy cuidadosos al identificarse como prensa”, afirmó Steelhammer.

En octubre, la jueza Ellis emitió una orden temporal que prohibía a los agentes federales usar “armas antidisturbios” contra los periodistas y los manifestantes, a no ser que hubiera “una amenaza inmediata y grave de daño físico” a los agentes u otras personas. Después de que constatara que los funcionarios no estaban cumpliendo sus órdenes y continuaban haciendo un uso excesivo de la fuerza, exigió que los agentes llevaran cámaras corporales durante las operaciones policiales en Chicago.
Los demandantes en el caso han aportado varios testimonios de incidentes que, según afirman, demuestran que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) todavía está incumpliendo la orden judicial. Los abogados presentaron un vídeo de un incidente ocurrido el viernes pasado en Evanston, Illinois, que supuestamente muestra a agentes enfrentándose a manifestantes y a personas involucradas en una colisión con un vehículo oficial.
“No puedo respirar”
Los videos grabados durante el incidente muestran a un agente federal presionando la cabeza de un hombre contra el suelo durante casi dos minutos, mientras el hombre grita “No puedo respirar”. Una testigo afirmó haber visto a un agente “golpearle la cabeza contra el pavimento al menos dos veces”. La testigo dijo además que vio al agente “golpear al joven en la cabeza con la mano o el puño al menos dos veces” más.
En un comunicado sobre el incidente de Evanston, la subsecretaria del DHS, Tricia McLaughlin, afirmó que los agentes estaban siendo acosados agresivamente por un vehículo que los embistió. “Durante un operativo en la intersección de Oakton Street y Ashbury Avenue en Evanston, un vehículo rojo seguía de cerca a los agentes de la Patrulla Fronteriza. Al intentar dar la vuelta, el vehículo chocó contra el coche patrulla”.
“Una multitud hostil rodeó a los agentes y su vehículo, insultándolos y escupiéndoles. Uno de ellos agredió físicamente a un agente y le dio una patada. Al ser arrestado, el agresor agarró los genitales del agente y los apretó. Como es sabido, esto es extremadamente doloroso para la mayoría de las personas y justifica ciertas reacciones. El agente propinó varios golpes defensivos al agresor para liberar sus genitales”.
Otro testigo, David Brooks, quien grabó el incidente, declaró que un agente de la Patrulla Fronteriza le apuntó con una pistola. “Retrocede o te disparo”, le habría dicho el agente a Brooks. “Retrocedí un paso y le dije: ‘¿Qué vas a hacer?’”, relató Brooks. “Entonces sacó su pistola de la funda y me apuntó directamente. Me sobresalté y retrocedí de nuevo. Enfundó el arma”, añadió en su declaración.
El jefe de la CBP que ha estado al mando de las operaciones en Chicago, Gregory Bovino, fue entrevistado por la jueza en privado el lunes. Debido a la agresividad con la que los agentes estaban actuando en Chicago, la jueza Ellis le obligó la semana pasada a presentarse a diario ante ella para rendir cuentas de las operaciones de la jornada. Un tribunal de apelaciones dejó sin efecto su decisión.

Bovino, que hasta ahora era el jefe de la CBP en El Centro, en California, ha ido cobrando protagonismo desde que Trump le envió a dirigir las redadas en Los Ángeles al comienzo del verano. El funcionario ha destacado por apoyar los métodos más agresivos contra los migrantes y los manifestantes, lo que le ha ganado el favor del presidente.
En los vídeos grabados durante el enfrentamiento en Chicago, Bovino mismo aparece lanzando una botella de gas lacrimógeno contra los manifestantes, violando la orden de la jueza Ellis que prohibía su uso.
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