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La vida de lujo en Suecia de Verónica Alcocer, primera dama de Colombia, abre preguntas sobre sus finanzas

El presidente Gustavo Petro asegura que su esposa y expareja sentimental no gasta “ni un peso” de las arcas públicas, tras una publicación del medio sueco ‘Expressen’ que la señala de vivir de manera exclusiva en Estocolmo

Diego Stacey

La primera dama de Colombia, Verónica Alcocer, y sus finanzas, están en el centro del debate público. El diario sueco Expressen ha revelado este fin de semana que la esposa de Gustavo Petro está viviendo en Estocolmo desde octubre. Por esas mismas fechas, fue sancionada por Estados Unidos, que la incluyó junto con el presidente en la llamada Lista Clinton. En Suecia, Alcocer vive de manera lujosa, asegura Expressen: se codea con empresarios millonarios y con figuras de la farándula sueca, acude a costosos restaurantes y vive en un apartamento céntrico en una de las ciudades más caras de Europa. La prensa colombiana se pregunta este lunes si la suntuosa vida de Alcocer se sostiene con dinero público. Petro ha descartado este cuestionamiento.

“Veo a la extrema derecha envidiosa con Verónica, la madre de mis hijas. Hace conjeturas calumniosas como siempre, ya le hicieron mucho daño, un enorme daño, y ella no es como yo. Es una mujer libre, no gasta ni un peso del erario [público]”, ha señalado el presidente en X. En otra publicación, ha añadido: “Vero es una ciudadana europea, puede reunirse allá con quien se le dé la gana, sufrió mucho la persecución salvaje mediática, la entiendo y como persona es libre”.

El artículo de Expressen, uno de los tabloides más leídos de Suecia, detalla que Alcocer “lleva una vida exclusiva” en ese país. La publicación asegura que frecuenta Noppes, un club privado al que acuden hasta personas de la familia real; come en restaurantes de la exclusiva zona estocolmense de Stureplan; y comparte, según muestran varias fotos, con empresarios millonarios. En su círculo cercano están Kristofer Rucson, propietario de la marca sueca de champán Hatt et Söner, u Olof Larsson, propietario de Nymans Ur, una lujosa relojería. Alcocer ya había visitado el país nórdico en junio de 2024, cuando viajó con el presidente y se reunió con el rey Carlos Gustavo de Suecia.

A finales de octubre, y a propósito de las sanciones que impuso el Departamento del Tesoro de EE UU en su contra, el mandatario desveló que aunque su matrimonio con Alcocer sigue legalmente vigente, su relación sentimental terminó “hace años”. Petro ha defendido que ella, en todo caso, no recibe dinero de los contribuyentes. La revelación del presidente de su separación generó grandes interrogantes sobre el rol que ha seguido cumpliendo Alcocer como primera dama, pues, hasta este año, seguía viajando de manera oficial en representación de Colombia, como cuando lideró la delegación que fue al funeral del papa Francisco el pasado abril.

Las esposas de los presidentes de Colombia no son servidoras públicas ni tampoco reciben un sueldo por sus tareas que las ocupan como primeras damas, que son normalmente la asistencia a actos o el liderazgo de iniciativas de asistencia social o beneficencia. Aun así, tienen varias personas a su cargo, cuyos sueldos sí son pagados por dinero de las arcas públicas. Una investigación de La Silla Vacía destapó a inicios de 2024 que los honorarios de la comitiva de Alcocer le habían costado al Estado, en un año y medio, más de 1.000 millones de pesos (unos 270.000 dólares). Este dinero se destinó a los sueldos de un fotógrafo profesional, un maquillador, una vestuarista y una asesora personal, entre otros gastos.

Con la nueva publicación del medio sueco, muchos cuestionan ahora cómo es que Alcocer lleva una vida de lujo si no recibe un sueldo ni viáticos, pues su residencia en Estocolmo no consiste en una visita oficial. La primera dama no se ha pronunciado al respecto.

Dudas sobre la compra de aviones Gripen

En paralelo, varias figuras de la oposición han afirmado, sin pruebas, que la estancia de la primera dama está de alguna manera vinculada con la compra que hizo Colombia de 17 aviones cazas tipo Gripen a Suecia, una transacción avaluada en 3,15 millones de euros (unos 13,6 billones de pesos).

Colombia y Suecia oficializaron el viernes esta adquisición, que fue celebrada por ambos gobiernos. Petro destacó que los aviones, desarrollados por la empresa Saab, son “armas disuasorias para alcanzar la paz”. Por su parte, el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, le dio la bienvenida al país a “la familia Gripen”, que es “uno de los mejores sistemas del mundo”.

La precandidata de ultraderecha Vicky Dávila ha advertido: “Expressen reveló que “la ex” de Petro vive como millonaria. ¿Con qué dinero? No olviden que justo ese país acaba de cerrar un billonario negocio con Colombia. ¿Qué será?”. Mientras, varios más cuestionan si es una “coincidencia” que el negocio, que ya llevaba meses rumorándose, se hiciera oficial justo cuando la primera dama está viviendo en Suecia.

El presidente ha rechazado que la adquisición tuviera costes adicionales a los previstos. “Con mucha ignorancia, periodistas de la oposición afirman que los aviones Gripen, comprados por mi Gobierno, tienen sobrecostos Ni siquiera se leyeron el contrato. Se olvidaron que son aviones nuevos con mantenimiento incluido y repuestos y transferencia tecnológica (...). Quiero enseñarle al pueblo que estos grandes negocios con dinero público pueden hacerlos los estados sin corrupción. Suecia es un ejemplo de transparencia y quiero que Colombia lo sea”, ha indicado.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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