Guerra abierta sobre la pasarela
Las cuatro grandes semanas de la moda litigan por sus fechas de celebración
La bomba estalló a principios de septiembre. La Cámara Nacional de la Moda de Italia anunciaba que celebraría los próximos desfiles de Otoño-Invierno del 19 al 25 de septiembre de 2012. Fechas que se solaparían con las de otras dos semanas de la moda: la de Nueva York, que estaba prevista del 13 al 20 de septiembre; y la de Londres, del 21 de septiembre al 5 de octubre. ¿El problema? Que en esta situación de crisis global, los medios de comunicación y los compradores tendrán que elegir entre unos diseñadores en detrimento de otros, ya que, de momento, no poseen el don de la ubicuidad. Esto obligaría a las firmas a competir por una atención que antes se repartían y de la que dependen sus previsiones de ventas, producción y publicidad. En definitiva, los factores que determinan su supervivencia.
Pero, tras muchas discusiones y cartas cruzadas, Mario Boselli, el presidente de la Cámara de la Moda Italiana, ha aceptado la propuesta para acercar posturas que presentó en octubre su homóloga estadounidense, Diane von Furstenberg: Nueva York adelantaría sus desfiles hasta el 6 de septiembre de 2012, si, a partir de entonces, se vuelve al acuerdo alcanzado en 2008. Este fija que la Semana de la Moda de Nueva York arrancará siempre el segundo jueves de septiembre, y luego le seguirán sin solaparse la de Londres, Milán y París. Boselli ha puesto varias condiciones. La primera es que este acuerdo esté en vigor, de momento, solo durante 2013 y 2014. La segunda, que Nueva York recorte su agenda en un día para que Londres pueda disponer de esa jornada extra para presentar sus colecciones masculinas. Y la tercera, que la Cámara Sindical de la Alta Costura de París acepte todos los cambios del nuevo calendario, que retrasaría sus presentaciones casi una semana: en 2012 empezaría el 25 de septiembre; y en 2013, el 2 de octubre.
Este último punto no es algo baladí. Posponer los desfiles supone retrasar la producción y correr el multimillonario riesgo de que los pedidos no lleguen tiempo a los minoristas. Esta fue, según The Telegraph, una de las razones por las que Milán decidió cambiar sus fechas. En septiembre de 2011 arrancó su semana de la moda el día 21, y si hubiese seguido la antigua regla, en 2012 tendrían que empezar el 6 de octubre. Un retraso que puede ser determinante para París, donde desfilan los dos conglomerados de lujo más poderosos del mundo: LVMH y PPR.
Los representantes de las asociaciones de diseñadores de Londres, Nueva York y París todavía no se han pronunciado sobre la oferta de Milán. Hace solo una semana Raffaello Napoleone, director de la feria italiana Pitti Immagine, una de las más importantes del mundo, aseguraba que eran las semanas de Nueva York y de Londres las que debían cambiar sus agendas, ya que Milán detenta una mayor fuerza industrial y comercial. "La Cámara de la Moda tiene un acuerdo con París y está tranquila", decía en una comida celebrada en Madrid para presentar su feria.
Sea cual sea la decisión que se tome finalmente, lo que este conflicto revela es que el tradicional sistema consistente en dos grandes presentaciones al año ya no se ajusta al ritmo que imponen los distribuidores, acelerado tanto por los medios como por las tiendas online. Son los minoristas quienes marcan los tiempos y cada semana de la moda intenta conseguir las fechas que le permitan satisfacer más eficientemente sus pedidos.
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