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Robin Wright, otra actriz que se queja del triunfo del bótox

La estadounidense asegura que sin cirugía "no hay trabajo" en Hollywood

Pocas voces se alzan en Hollywood en contra el exceso de cirugía estética y el uso de bótox. Pero las que se oyen son contundentes y proceden de actrices muy respetadas. Como Robin Wright, de 45 años, que ha lamentado "la falta de papeles en la industria cinematográfica" para intérpretes maduras que, como ella, se niegan a hacerse tratamientos para parecer más jóvenes. "Sin bótox no hay trabajo". La actriz participa estos días como jurado en el festival de cine Tribeca de Doha y allí ha hablado dobre el bótox y Millennium.

Wright lleva tres décadas en Hollywood, desde que se hizo conocida con La princesa prometida (1987), pasando por trabajos como El clan de los irlandeses (1990), Forrest Gump (1994), Atrapada entre dos hombres (1997), El protegido (2000) o Nueve vidas (2005) hasta The conspirator, de Robert Redford, aún pendiente de estreno en España, y por eso conoce muy bien ese mundo: "En Estados Unidos la oferta es limitada para quienes no sigan esa ruta"; de ahí que confiese que le gustaría trabajar más en Europa. "A lo largo de tu carrera, lo que buscas como actriz no cambia, lo que cambia es lo que está a tu alcance, según tu edad, y, sobre todo, si no te has inyectado bótox. Espero equivocarme, pero creo que casi estamos programando a los espectadores para que solo quieran ver en la pantalla caras estiradas. Lo preocupante es que se están acostumbrando", remata.

A ella, en cambio, no parece afectarle ese mal. En Estados Unidos se la puede ver en Moneyball: rompiendo las reglas, con Brad Pitt; en el certamen de San Sebastián concursó con Rampart, y ha empezado la promoción de Los hombres que no amaban a las mujeres, dirigida por David Fincher y basada en los libros de Stieg Larsson. En el thriller, Wright encarna a la periodista Erika Berger, con Daniel Craig como Mikael Blomkvist, y Rooney Mara en el papel de Lisbeth Salander. "Creo que Larsson se había tomado muchos cafés cuando escribió este libro", bromea.

En cuanto a su labor como jurado asegura que le gusta: "Te permite estar abierto a otras perspectivas. Así, descubres que, pese a lo diferentes que somos, se puede conectar con otros artistas".

Robin Wright.
Robin Wright.GETTY

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