Los ecos de la pasión
Rafael de Cózar se adentra en el amor y el paso del tiempo en un poemario
Rafael de Cózar (Tetuán, 1951) es poeta, novelista y pintor. Llegó a Cádiz a los 11 años. Allí participó en la fundación del grupo literario Marejada. En 1972 se radicó en Sevilla. Doctor en Filología Hispánica y catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, Cózar acaba de publicar Los huecos de la memoria en Ediciones En Huida. Se trata de poemas inéditos escritos entre 1977 y 1980.
Su título hace alusión a las dos partes del libro: La copa de los ecos y Sombras de tus ecos. "La primera parte se refiere a cuando la copa del amor se está bebiendo y la segunda, a cuando quedan las sombras. El tema de la separación amorosa da unidad al libro. Tras la copa y las sombras lo que quedan son huecos. Los huecos son los restos de la experiencia amorosa que nos quedan en la memoria. Cuando se pierde la relación amorosa es cuando uno aprende lo que es. Yo he tenido la suerte o la desgracia de perder esas relaciones amorosas muchas veces. Del tema del amor solo se puede escribir cuando se ha perdido. Hay que escribir de lo que se ha experimentado. La gente no sabe casi nada de este tema del amor. La mayoría de los mortales no han catado en su profundidad vivir la experiencia amorosa a fondo. La dimensión completa del amor no se suele vivir porque resulta peligrosa y menos cómoda", explica Cózar.
"El tema de la separación amorosa da unidad al libro", afirma el poeta
"Los autores malditos son los que me han interesado", comenta el escritor
El escritor ha tardado tres décadas en publicar estos poemas. "Publicar tarde tiene la ventaja de eliminar textos que no funcionan. Soy muy reacio a la publicación continuada y rápida. Soy más partidario de la filosofía de Bécquer o de Baudelaire de corregir mucho, de esperar, de asentar las cosas... Este libro está inédito, reposado... Mejor no lo puedo hacer ya", comenta.
"La soledad es la edad del sol, / la soledad es un pájaro de cobre, / la soledad es hacer el amor con la nada", señalan unos versos de Los huecos de la memoria. "La soledad es algo tan imprescindible como la compañía. Es hacer el amor con la nada, pero es hacer el amor. A veces, es la clave para poder conocerte a ti mismo. Se puede estar solo rodeado de mucha gente o acompañado estando solo. Tengo íntimos amigos a los que no veo casi nunca pero sigo sintiendo por ellos lo mismo que si los hubiera visto ayer. Si los veo tras mucho tiempo es como si hubiera estado ayer tomando café con ellos", dice Cózar, entre cuyos poemarios figuran Entre Chinatown y River Side: los ángeles guardianes (1987) y Ojos de uva (1988). Es autor también de novelas como El motín de la residencia (1978) y El corazón de los trapos (1997), que obtuvo el Premio Vargas Llosa.
Otros versos hacen alusión a la ocasional necesidad de la mentira. "Hay momentos en que mentirse / puede ser preciso / y llenar el aire de sueños rotundos / para uno mismo". "A veces es conveniente mentirse. Cuando ya estás un poquitín hundido, mentirte y decirte: 'pero si estás guapísimo'. Es algo humano. A veces es preciso mentirse un poco para salir de ese momento y darte cuenta de que no estás tan mal", afirma Cózar.
Otros versos se adentran en la usura del tiempo. "Yo he visto, en fin, los claustros de la infancia / y aún oigo cómo trabaja el tiempo / acuchillándome poco a poco, sin remedio, / el camino agridulce de la vida". "La memoria tiene huecos de todas las etapas. Y los tiene de la infancia. Pero cuando cumples 60 años te planteas que hay unos huecos para lo que te queda de vida y que hay que dejarles un espacio. Hay cosas que no hemos hecho porque no hemos tenido valentía y llega un momento en que te empieza a dar igual y dices: 'ahora las voy a hacer'. Creo que el escritor tiene la necesidad de que la imaginación y la realidad estén en permanente relación. Hay que dejar un resquicio a lo que te queda por vivir y vivirlo con toda intensidad", recalca.
La heterodoxia es fundamental en su escritura. "En poesía mis maestros son Lautréamont, Baudelaire, Rimbaud... No me interesa mucho Garcilaso, pero sí Quevedo. Los autores malditos son los que me han interesado. Me he especializado en la heterodoxia literaria a lo largo de todos los periodos. Mi tesina fue sobre Carlos Edmundo de Ory y el Postismo. Y mi tesis doctoral fue sobre las fórmulas heterodoxas de la literatura entre el siglo IV antes de Cristo y las vanguardias", relata.
Son famosos sus coloquios ante el público en universidades y otros recintos junto a los novelistas Arturo Pérez-Reverte y Juan Eslava Galán. "Conocí a Pérez-Reverte y lo invité a un ciclo en la Universidad. Nos hicimos amigos. Los tres hemos presentado todas las novelas de Arturo y prácticamente todas las de Eslava Galán. Ya no es una cuestión solo de interés por lo literario. Hay una amistad, que es camaradería, que es todo. Descubrimos que lo mejor era charlar como tres amigos en un bar. Jamás llevamos un guion. La improvisación es la clave, obviamente cuando hemos leído las novelas. La literatura a veces está lejos del público porque se presenta una mesa redonda y son tres miniconferencias", concluye Cózar.
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