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David Escalona, obrador de la memoria

El artista malagueño reúne escultura, dibujo y fotografía en su proyecto 'El pan'

Hay experiencias en la infancia que marcan de por vida. Eso lo sabe bien David Escalona (Málaga, 1981), un artista que gana proyección con cada trabajo y que hasta el próximo 12 de noviembre exhibe en la galería malagueña Isabel Hurley su último proyecto, El pan, en el que combina escultura, instalación, fotografía y dibujo para materializar obras donde plasma su universo más personal e íntimo y en las que, como si de un juego de espejos se tratase, refleja conceptos como la fragilidad, la memoria y el dolor.

El pan es la primera parte de un complejo proyecto en el que Escalona revisita su infancia, viaje para el que ha retomado la escultura, trabajada en alabastro, resina, porcelana y cristal. En el montaje, esculturas y vídeo componen escenografías ligadas al obrador de pan de su familia, paisaje de su infancia donde el niño comenzó a experimentar con la materia y con la vida, en lo lúdico y lo trágico.

"He querido centrarme de una forma más concreta en un tema de gran calado en mi persona, en mi obra; esto es, el obrador de pan familiar, que fue un escenario o ámbito de deseos y miedos, donde comencé experimentado con la materia ya de niño. Y es en el ámbito de juego donde acontece algo estremecedor; esto es, un niño que experimenta cómo una amasadora va destrozando su mano derecha, aquella con la que jugaba a modelar la masa de pan", explica Escalona, quien ha recibió entre otros los premios del certamen Málagacrea de 2005 y 2007. Su obra forma parte de las colecciones de la Fundación Antonio Gala, el Ayuntamiento de Málaga y la Universidad de Granada.

Este suceso que marcó su infancia y adolescencia lo emplea el artista para articular una reflexión sobre la metamorfosis: "Ese concepto está ligado indiscutiblemente, desde la elaboración del pan hasta los cambios que voy viviendo tras las numerosas intervenciones quirúrgicas de reconstrucción de una mano, diagnosticada 'catastrófica'. Algo relacionado con aquella caja 'prohibida' de gusanos de seda escondida bajo la cama del hospital, la cual me ayudó a comprender el secreto de las crisálidas, de mi mano vendada tras cada operación", señala.

La obra de Escalona está cargada de elementos que evocan ese intento de reconstruir memoria y revisitar el pasado: "Para ello me he servido de elementos como mandiles blancos de panadero, palos de madera, tela mosquitera, tableros de madera, funda de almohada de mis padres.... También de materiales tales como porcelanas, resinas, alabastro, cajas con huevos de polilla de seda... Éstas tienen que ver con la metamorfosis a la que asistía en la cajas de zapatos agujereadas que escondía", rememora Escalona.

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