Objetivo: colocarse rápido y barato
Baleares prohíbe los chupitos de alcohol inhalado - Los consumidores recuperan drogas en desuso y buscan nuevas vías de administración
Si el objetivo es simplemente emborracharse o, de una manera más general, drogarse, lo mejor es que sea fácil y barato. Es la idea que subyace en algunas prácticas que se han puesto de moda, sobre todo entre los jóvenes, con menos prevención y más dados a experimentar. El último y polémico ejemplo: los chupitos de alcohol inhalado -los oxy shots-, que el Gobierno balear acaba de prohibir. Emborrachan rápido, pero suponen un peligro para la salud.
Este método reduce el tiempo desde la ingesta a la embriaguez. Consiste en aspirar mediante una boquilla oxígeno que ha pasado a través de una bebida. El gas arrastra el alcohol. "Así se consigue que llegue antes al cerebro", explica Manuel Sanchís, médico experto en adicciones del Plan Nacional sobre Drogas. La Guardia Civil ha inmovilizado seis aparatos en dos locales que servían para dispensar este producto. Con ellos, el alcohol pasa a los pulmones y, de ahí, a la sangre, donde en poco tiempo se concentra en una gran proporción, lo que provoca una sensación de borrachera muy rápida y equivalente al consumo aproximado de cuatro combinados. Cada chupito costaba entre cuatro y ocho euros.
Plantas como el opio y el beleño se utilizan en grupos muy minoritarios
En Internet se discute el efecto del LSD en contacto con los ojos
En España esta moda es, por ahora, residual. A Baleares llegó importada de Estados Unidos. Allí, las autoridades de prácticamente todos los Estados también la han prohibido, asegura Federico Sbert, director general de Salud Pública y Consumo del Gobierno balear. Y es que la práctica es muy arriesgada. El alcohol inhalado no es adecuado para pasar directamente a los pulmones. Por esta razón, "puede provocar daños, y en los asmáticos pueden ser importantes", afirma Sbert.
Los oxy shots no son la única extravagancia en las noches de fiesta. El consumo regular de alcohol y drogas recreativas está dejando espacio a un uso disparatado: el atracón, hasta ahora más común en otros países como Reino Unido o los nórdicos. Pero hasta para ese tipo de consumo exagerado se han ideado nuevas fórmulas. Un portavoz de Unad (Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente) cita como ejemplo los tampones que se empapan de alcohol y se colocan en la nariz, o la moda de beber por los ojos, vertiendo el líquido para que la mucosa lo absorba.
Y hay más ejemplos que implican la recuperación de drogas ya conocidas pero en desuso, como el estramonio, usado en una reciente fiesta clandestina en Madrid. Su consumo, mezclado con alcohol y speed, causó entonces dos muertos.
La crisis juega su papel en esta moda. "En España, la gente sale cada vez con menos regularidad, pero hay una parte de la población, de entre 13 y 30 años, que abusa", expone Vicente Pizcueta, de la Asociación Controla Club, dedicada a la prevención de estas adicciones. Son un 12% de los noctámbulos de riesgo, aquellos que se emborrachan al menos una vez al mes.
Pero el binge drinking, o borrachera de atracón, en la que se realizan mezclas de todo tipo de licores para quedar KO, se está imponiendo también en los botellones. Tanto con el alcohol como con el resto de drogas se busca gastar poco, maximizar sus efectos y saciar la sed de experimentos para apartarse de lo convencional.
Otro ejemplo es tomar combinados de ketamina-cocaína (también de cocaína y valium), y mezclar speed -popular por su potencia y bajo precio- con éxtasis. Un recién llegado es el cloretilo. Esta sustancia, de efecto muy rápido y pasajero, se inhala a partir de un paño mojado. Por eso pueden verse en algunos lugares personas que se llevan con frecuencia la manga a la nariz.
Plantas como el opio y el beleño, además del estramonio, se abren paso en estos escenarios cada vez con más fuerza. En diferentes foros de Internet se orienta al usuario hacia un consumo de estramonio untado en las axilas para paliar el peligro, y se debate sobre si el LSD hace más efecto en contacto con el ojo o diluido bajo la lengua. "La tendencia hacia un consumo extravagante de drogas es casi como si tuviera marketing, parece que se promocione para llamar la atención sobre ciertas sustancias", opina Pizcueta.
Y la oferta crece. El Centro Europeo para la Supervisión de Drogas y Drogadicción (ECMDDA) indicó en su informe de 2010 que el número de nuevas drogas utilizadas en la UE supera las 40. E incidía en la facilidad de comprarlas en la Red. En la mayoría de casos, el usuario no tiene ni idea de qué adquiere: tienen nombres sugestivos, pero sin detalles de composición. Por ejemplo, la mefedrona, una droga sintética que ha causado muertes en el Reino Unido, se podía comprar en Internet antes de que fuera prohibida.
Las legal highs, o subidones legales, con compuestos químicos muy fuertes que se promocionan como alternativa a drogas ilegales, se venden en España incluso en tiendas estilo coffee-shops como "objetos de colección", "prohibidos a menores de 18 años" y "no aptos para el consumo humano". Aunque es evidente que se consumen: a partir de 8 o 10 euros, el usuario pasa días sin dormir con este tipo de polvos.
Prácticas que tienen un gran impacto mediático, pero que son minoritarias, subraya un portavoz del Plan Nacional sobre Drogas. Tanto, que el organismo ni las registra en sus encuestas. "La sustancia más consumida es el alcohol [el 60% jóvenes y adultos lo consumió el último mes, según la Encuesta Nacional sobre Drogas], seguida del tabaco [38,8%] y el cannabis [7,2%]. El resto de drogas está por debajo del 1%".
Con información de Emilio de Benito.
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