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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El sitio

David Trueba

Morir a los 27 años puede que otorgue en el mundo de la música un aura mítica. Ser recibido en el celebrado grupo de los Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Kurt Cobain o hasta la española Cecilia, puede parecer un consuelo frente a la tremenda verdad de dejar este paisaje antes de hora. Por deprisa que se haya vivido, por bonito que aún se conserve el cadáver, por más que esta idea de las vidas incompletas dé mucho juego, es más razonable sentir pena que otra cosa.

Amy Winehouse no tenía ni más ni menos papeletas para engrosar el club que algunos otros artistas que crecen en el filo del malditismo. Quizá la enorme diferencia era su talento. No es habitual que una voz en el comienzo de su carrera proponga tantas sugerencias clásicas. Desde los sonidos del soul eterno hasta la herencia de Nina Simone, con la burla frente a la desgracia, la ironía y el esplendor de la personalidad frente a la vulgaridad. Incluso los compradores de discos parecieron aliarse para colocar a Amy Winehouse en un lugar inalcanzable para muchos artistas de este tiempo.

Todo eso se termina con la ración de pastillas a mediodía. Puede que sea fácil concluir que nunca estuvo preparada para normalizar su carrera, personaje sediento de todo aquello que podía perjudicarla y que sirvió al chiste fácil de la borracha desde su mismo apellido (literalmente, "casa de vino"). Se hace complicado en una sociedad con tantas ventanas pero con tan pocas ganas de indagar en la verdad de los oficios, que una mujer excéntrica, expansiva y bajo la influencia, pueda trascender el espacio para lo ridículo y el seguimiento de su rosario de desgracias.

La música tuvo muy poquita presencia en su página de sucesos, porque al final no pinta nada ni en la programación de los medios ni tan siquiera en la razón verdadera de los premios musicales. Pero será la música lo único que quede, porque es la voz y la interpretación especial lo que le guardará el sitio, por temprana que haya sido la salida.

Una vez más la lupa pública puesta en el lugar equivocado y la destrucción personal mucho más aplicada a su tarea que todos los demás talentos de los que gozaba.

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