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El fuego obliga a desalojar un poblado de chabolas en A Coruña

Los afectados culpan a los bomberos de priorizar la protección de unos chalés

Un incendio forestal de grandes dimensiones, avivado por el fuerte viento que soplaba en A Coruña, obligó a desalojar ayer a 120 personas de las 270 que residen en el poblado de O Portiño. Cinco horas tardaron los bomberos, ayudados por brigadas antiincendios de la Xunta, en sofocar el fuego, que comenzó poco antes de las dos de la tarde en una ladera del monte de esta agreste zona costera de la ciudad, en una zona invadida por matorrales y maleza.

El incendio, que originó grandes columnas de humo negro que se podían ver desde distintos puntos de la ciudad, provocó el pánico entre los residentes del barrio, también llamado O Campanario, compuesto por una amalgama de edificios, casas y chabolas. Ardieron unas 10 hectáreas, según las primeras estimaciones, pero ninguna vivienda se vio afectada. Las llamas sólo arrasaron un par de chabolas usadas como almacenes de enseres, según el jefe de Protección Civil de A Coruña, Carlos García Touriñán. Un retén permaneció activo durante la noche para terminar de sofocar las brasas y vigilar que no se reavive el fuego. Las familias del poblado, de etnia gitana, pudieron empezar a volver a sus casas a partir de las 20 horas.

Los vecinos creen que el fuego fue provocado para que abandonen el barrio

Unas 13 personas, entre ellas cinco policías nacionales, tuvieron que ser atendidas por los servicios sanitarios desplegados en las inmediaciones del lugar tras sufrir intoxicaciones leves por el espeso humo que provocó el fuego. Las escenas de tensión y miedo se sucedieron cuando los habitantes del barrio vieron cómo, en pocos minutos, un pequeño incendio al que no se le dio mayor importancia empezó a avivarse con el viento. Los vecinos de O Portiño están convencidos que el fuego fue provocado para obligarles a abandonar un poblado, cuya eliminación está prevista para albergar un nuevo tramo del paseo marítimo y una urbanización.

Los vecinos se quejaron de la tardanza de los bomberos en subir al poblado para ocuparse de las llamas que amenazaban sus viviendas. "Empezaron por apagar el fuego por la parte de abajo, para que no llegasen a unos chalés que hay allí, y a nosotros no nos hicieron caso hasta pasada hora y media" desde las primeras llamadas al servicio de emergencia 112, se quejaron los habitantes. La carretera de acceso al pequeño muelle de O Portiño, en cuyos márgenes se refugiaron los desalojados, estuvo cerrada hasta media tarde. El alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, y varios concejales se trasladaron al barrio cuando el fuego ya empezaba a estar controlado y ofrecieron un lugar alternativo a los vecinos para pasar la noche.

GABRIEL TIZÓN
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