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La crisis del euro | Las negociaciones de los Gobiernos

Alemania condiciona la cumbre sobre Grecia a un acuerdo previo

La indecisión agita de forma peligrosa a la zona euro

Andreu Missé

La UE sigue atascada, incapaz de encontrar un acuerdo para el segundo rescate que precisa Grecia. El alargamiento de la indecisión agita peligrosamente a toda la zona euro, especialmente a España e Italia, que han visto encarecer la financiación de su deuda incesantemente. La llave continúa en manos de Alemania, que ha condicionado la celebración de una cumbre para encontrar soluciones al problema griego a que previamente se alcance un acuerdo. El encuentro de los líderes de los 17 países de la moneda única había sido promovido por el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, para recomponer el clima de desconcierto generado el pasado lunes ante el fracaso de los ministros para definir la contribución de los bancos en este segundo paquete de ayuda.

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La canciller alemana, Angela Merkel, declaró ayer en Abuja (Nigeria) que "por lo que se refiere a la celebración de una cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de la zona euro, creo que la condición previa sería que seamos capaces de tomar una decisión y finalizar el plan de ayuda a Grecia". El jefe del Gobierno en funciones de Bélgica, Ives Leterme, hizo referencia en su parlamento a "una decisión (sobre Grecia) en los próximos días cuando se celebra la reunión de los jefes de Estado o de Gobierno". El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, reconoció que "los próximos días serán particularmente cruciales".

Mientras, los responsables del Tesoro de los Estados miembros, que integran el Comité Económico y Financiero europeo tratan de hallar la fórmula que permita una contribución de la banca en el segundo paquete, mediante la refinanciación de una parte de la deuda a su vencimiento, sin que ello pueda interpretarse como una suspensión de pagos parcial.

La contribución de los bancos, aseguradoras y fondos de pensiones al segundo rescate por una cuantía de unos 30.000 millones ha sido exigida por Alemania, Finlandia y Holanda para aliviar la carga a sus contribuyentes. Los bancos deberían comprometerse a refinanciar de nuevo los bonos a medida que llegaran a su vencimiento. El BCE se mostró siempre en contra por temor a que la imposibilidad de los acreedores de obtener su dinero cuando llegara su amortización fuera considerada default (suspensión de pagos). El banco emisor del euro teme que esta consideración pudiera aplicarse a los bonos de los otros países con problemas y propagar una debacle en toda la zona euro "peor que la de Lehmann Brothers".

Los técnicos de los distintos países, la Comisión y el BCE trabajan "sobre 36 modelos" de participación de los bancos en la búsqueda de alguna que sea aceptada por las agencias de calificación y no implique la suspensión de pagos.

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