Un combinado de esturión

Un festival de música hizo que Blanca Li se buscara un billete a Bakú. En la capital de Azerbaiyán, la coreógrafa y bailarina, que el 8 de julio estrena El jardín de las delicias en Madrid, se hizo una experta en esta zona de la antigua Persia.

De repente, Bakú.

Me fui sola porque había un festival de mugham, un tipo de música tradicional.

¿Como suena?

Pues sí. Es una mezcla de poesía y jam session originaria del siglo IX. Me sedujo

Un viaje 'festivalero'.

Además, durante mi estancia se celebraba el Novruz Bayramy o día de la primavera.

¿Hubo mucho ambiente?

En el paseo marítimo, junto al Caspio, tocaban grupos de todo el país. La gente bailaba y había multitud de puestos en los que comer algo.

¿Qué tenían?

El plato estrella era el kebab, pero a mí me gustó el baliq. Es como un plato combinado de esturión. Ensartan la carne en un pincho, la cortan estilo kebab y se sirve con salsa de ciruela.

¿Qué más descubrió?

Tras recorrer el palacio de los Shirvanshahs, la Torre de la Doncella y el museo de historia, llegué a un taller donde cinco señoras, en hilera, no paraban de hacer nudos.

¿Tejían?

Sí, alfombras a mano. Después del recorrido vi una ópera en el patio de una casa.

¿Ópera persa?

Tienen piezas propias que, en ocasiones, representan en los patios de las antiguas posadas, donde se alojaban viajeros y comerciantes que recorrían la Ruta de la Seda.

Muy exótico...

Sí, pero no tanto como el templo de Atashgah, el de la llama eterna.

¿Nunca se apaga?

Eso dicen. En la zona, debido al petróleo y el gas subterráneos, surgían fuegos espontáneos. En el siglo XVII, en honor de Zaratustra, lo nombraron lugar de nacimiento del zoroastrismo.

¿Aún dura?

Ahora el fuego se mantiene con un sistema de gas, pero recibe peregrinaciones anuales.

Parece que le marcó la visita.

Mucho. Mi siguiente proyecto es montar un ballet con música de Azerbaiyán.