"Es el momento de la mujer en la fórmula 1"
Quiere convertirse en la primera mujer española en competir en la fórmula 1 y mañana será la primera en conducir el safety car -coche de seguridad- en una carrera automovilística. María de Villota (Madrid, 1980), que comenzó a conducir a los seis años, lanzará mañana la carrera que se celebra en el circuito madrileño del Jarama. Una idea que nace del programa Mujer y Deporte de la Federación Internacional de Automovilismo y que quiere "romper barreras, acercar más a las mujeres a este deporte", explica. Nos sentamos a comer tarde, cerca de las cinco, en el restaurante del Jarama. Delante de unos tomates que ha traído desde Almería el director del circuito madrileño, Manuel Vidal. La piloto -después de alabar la hortaliza: "Están buenísimos, y saben"- cuenta que no ha sido nada fácil hacerse un hueco en el asfalto. Es la única mujer en competir en la Superleague, la competición que está un peldaño por debajo de la fórmula 1.
La piloto madrileña lanza mañana la carrera en el circuito del Jarama
Ser chica es muy difícil en la pista. "Si te ven a tiro te van a atacar, no les sienta nada bien que vayas por delante; algunos me han hecho la vida imposible". Recuerda con amargura que un piloto alemán se estrelló contra ella para evitar que le ganase. Es el único punto áspero de la conversación.
Después, se apasiona hablando de su padre, el expiloto Emilio de Villota. "Gracias a su locura, que nos metió el veneno de la gasolina, estoy aquí", cuenta. Los coches son el motor de la familia. Ella, sus dos hermanos y su madre han seguido la carrera de Emilio, aunque el hombre no quería que se dedicaran a eso. "Nos decía que estudiásemos otras cosas y que, en caso de ser deportistas, que fuésemos olímpicos, que hiciésemos un deporte que solo dependiese de nosotros mismos". Toda la familia trabaja en la escuela que lleva el nombre del padre y que organiza actividades para las empresas y forma a pilotos. Allí es donde va María cada día después de machacarse en el gimnasio. Siempre que pueden se reúnen para comer y hablar de coches y proyectos. El último es conseguir la superlicencia para que María pueda dar el salto a la fórmula 1. "Es el momento de que una mujer compita en la fórmula 1. Físicamente no hay diferencias entre el bólido con el que ahora corro. Puede sufrir más el cuello, nada más. Puedo ser competitiva".
Sabe que es difícil, como lo es conseguir patrocinadores. "Es una bestialidad lo que cuesta este deporte, deberíamos pararnos y pensar un poco". Tuvo que pagar el año pasado con su nómina el casco y este año todavía no ha podido reunir el dinero suficiente para participar en todas las carreras. La temporada de un piloto júnior de 13 años cuesta unos 48.000 euros anuales, una cifra que pocas familias pueden aguantar. "Antes yo iba con mi kart a entrenarme, con mis tornillos... Ahora todo se ha profesionalizado tanto que el gasto es brutal", lamenta. Aunque, al final, todo compensa cuando rueda a 300 kilómetros por hora.
Siendo muy coqueta, se olvida hasta de peinarse después de la carrera. Su vida son los coches. Y la velocidad. Después del kiwi y del té se monta en su Smart para volver a Madrid. Va rápido. Y, aunque ríe al contar que todavía no le han quitado todos los puntos del carné, le cuesta mucho pisar el freno.
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