El Tío Pepe en el 'balneario' para rótulos
Una empresa de rótulos de Alcalá cambiará la pesada estructura del anuncio luminoso, le devolverá su color original y lo colocará de nuevo en Sol
Algo ha cambiado en el perfil de la Puerta del Sol. El luminoso de Tío Pepe ha desaparecido del ático del número 1 del kilómetro cero. Pero no ha ido muy lejos. Desde el pasado 18 abril se encuentra en una nave industrial de Alcalá de Henares, a unos 30 kilómetros de casa, donde dormita a la espera de que terminen las obras que le han obligado a abandonar su puesto de trabajo por primera vez en 76 años, por su propia seguridad y por la de los transeúntes.
Vive entre el ruido de las máquinas y el trasiego del personal en un adosado de 200 metros en manos de los que mejor lo conocen tras la bodega jerezana González Byass: la empresa Rótulos Spoluz, que lo cuida desde hace 12 años. Aprovechando la coyuntura, van a hacerle un lifting completo que costará entre 150.000 y 200.000 euros, según cálculos preliminares. Para haber vivido lo que ha vivido, "está en un estado de conservación bastante bueno", comenta Raúl Hernansanz, gerente de la empresa. "Vamos a restaurarlo igual que un cuadro", continúa Hernansanz, que explica que la estructura se renovará al completo, "respetando estéticamente la que había".
Tenía un brazo en alto, pero cuentan las crónicas que Azaña ordenó bajarlo
También eliminarán las abolladuras que presentan las letras y la botella y volverán a pintarlo para recuperar sus colores originales, mucho más vivos, que se fijarán mediante un proceso de zincado o cromado. Después lo embalarán y guardarán a la espera de que el edificio, que data de 1863 y que llevaba cuatro años abandonado, vuelva a ser lo que siempre fue, un hotel.
El luminoso tiene 350 metros de neón, mide 25 de ancho por 10 de alto y pesa 70 toneladas, de las que el 80% corresponden a la abigarrada estructura de hierro que lo sustenta, "a prueba de tsunamis" y de vientos de 250 kilómetros por hora.
"Si se hiciera ahora, también sería de hierro pero las letras en cambio se trazarían en aluminio, mucho más ligero y perdurable", precisa Guillermo Pérez, jefe de producción, mientras que Francisco Martínez, director de fábrica, tercia, entre risas: "Sería mucho más fácil y más barato tirarlo todo y hacerlo nuevo". Los tres consideran "un gran honor" remozar el cartel "para que viva otros 70 años más" y recuerdan con orgullo que el padre de uno de sus 50 trabajadores fue uno de los profesionales que fabricaron el neón. No es la primera vez que Spoluz interviene, pero nunca tan a fondo.
En 2009, durante los trámites para salvarlo de la quema de neones llevada a cabo por Gallardón en el centro de la capital, se reforzó su estructura y se sustituyó gran parte de su ornato de 30.000 vatios de potencia eléctrica, indica Pérez. Además, "cada seis meses" vigilan el estado de sus luces y de la base que, lejos de estar fija, se mueve con el viento para aguantar su envite sin partirse. El percance más grave sufrido por el cartelón desde que son sus médicos fue en la "gran granizada" de hace tres años. "Un trocito de neón cayó al suelo y los bomberos, para curarse en salud, subieron y lo retiraron al completo, 30.000 euros en neón tirados. Al día siguiente, la bodega nos llamó porque vieron que no se encendía", explica, divertido, Hernansanz.
El gerente precisa que ocho de sus trabajadores tardaron tres días en desmontarlo pero colocarlo "costará bastante más", entre un mes y un mes y medio. El cartel volverá a vigilar los tejados de Madrid "en octubre o noviembre, sin falta para las campanadas", con el mismo aspecto, pero más seguro y reluciente, que el que han visto varias generaciones de madrileños y turistas desde que la bodega lo colocara en 1935 por 796 pesetas con motivo de su centenario. La botellita, que juega en la Liga del Toro de Osborne, del logo de Chupa-Chups y del bote de Cola-Cao, tiene dos padres, José María Ángel y Vargas y Luis Pérez Solero. El primero es el verdadero Tío Pepe del dueño de la bodega, en cuyo honor se bautizó a este fino pálido y seco en 1844. El segundo, el jefe de propaganda de la casa, que lo dibujó para el aniversario.
En realidad, en los primeros años el neón era más simple, una copa y el nombre de la empresa, pero en 1956 González Byass decidió incorporar la botella negra vestida de curro y el lema de la marca, Sol de Andalucía embotellado. Superviviente de la Guerra Civil, cuenta la leyenda que llegó a desatar una polémica en vísperas de la contienda porque el icono original tenía un brazo en alto. En febrero de 1936, el Gobierno del Frente Popular pidió a los González Byass que lo rediseñaran porque podía resultar ofensivo. Sin embargo, "no existe documento alguno que pruebe que Azaña llegara a interesarse por Tío Pepe, solo artículos de prensa de los setenta y ochenta en los que se hace referencia al episodio", sentencia Jesús Anguita, del Archivo Histórico de la bodega.
Curiosidades
- A sus 76 años, es más madrileño que el kilómetro cero, que lleva en Sol desde 1950, y que el Oso y el Madroño, desde 1967. La estatua de Carlos III se mudó 1994 y la última en llegar fue la Mariblanca, en 2009.
- Tío Pepe nace como vino en 1844. Es la primera marca registrada de España.
- El neón luce 12 horas en invierno y nueve en verano.
- La ordenanza de publicidad exterior de 2009 se cobró la vida de 318 rótulos. Solo cinco fueron indultados.
- Ha vencido a dos alcaldes además de a Gallardón. Carlos Arias Navarro ordenó retirar en los sesenta todos los luminosos de la plaza, pero González Byass alegó la imposibilidad de desmontarlo por su alto coste. Después, lo intentó Tierno Galván en 1985, pero la mayoría de los madrileños se pronunció en una encuesta a favor de mantenerlo.
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