Cuatro años más de cárcel para el fundador de los Latin Kings

Eric Javier Jara Velastegui, de 33 años y nacionalidad ecuatoriana, fundó la banda juvenil violenta de los Latin Kings en España el 14 de febrero de 2000 en Galapagar. La llamó la Sagrada Tribu América Spain (STAS) y, desde entonces, ha estado al frente de ella, dirigiéndola incluso desde la cárcel. Así al menos lo consideran probado los magistrados de la Sección 15ª de la Audiencia Provincial de Madrid, que le condenaron ayer a cuatro años de prisión por asociación ilícita. Otros nueve integrantes del grupo, entre ellos sus dos lugartenientes, también han sido hallados culpables del mismo delito. La pena oscila entre los tres años y seis meses y los 16 meses de cárcel. Los jueces también ordenan la disolución inmediata del grupo.

Jara Velastegui, que ingresó en prisión en 2003, acumula ya una ristra de penas que sumaban hasta ayer 42 años y seis meses. Los jueces lo han condenado por violación, agresión sexual y robos con violencia e intimidación. Ayer se le sumaron otros cuatro años en una sentencia que consta de 92 folios y puede ser recurrida.

Los magistrados de la Audiencia Provincial consideran que Jara Velastegui es King Wolverine, el máximo dirigente de los Latin Kings, que redactó el manifiesto de la organización y que se atribuyó la condición de fundador de la misma. "La banda fue evolucionando hacia una estructura fuertemente jerarquizada -desde la que se dirigen los designios, se imparten órdenes e instrucciones y se coordinan las actuaciones-, estratificada en distintos niveles, en la que ocupa la cúspide Eric Javier", afirma el fallo.

Junto al fundador, destacaban sus dos lugartenientes, José Fabricio Icaza Lazo, un ecuatoriano de 33 años, apodado King Baby Black o el Príncipe, y María Torres Oliver, española de 28 años, conocida dentro de la banda como Queen Maverick o la Madrina. "Ambos le servían de protección, de transmisión de consignas y de enlace con los Sagrados, el León Negro y el León Dorado [el tercer escalafón]. A ambos les impuso el mando de la organización, pero sin dejar en ningún momento de dirigir la banda desde el centro penitenciario", afirma la sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Pilar de Prada Bengoa. Icaza ha sido condenado a tres años y seis meses de prisión; Torres, a dos.

La banda se nutría de adolescentes y jóvenes, a los que atraían "bajo la apariencia de darles amistad, ayuda y protección", según el fallo, pero la realidad era bien distinta. Tras pasar la fase de observación y prueba, tenían que pagar una cuota semanal (entre dos y tres euros), ejecutar sanciones a otros miembros que incumplieran las normas internas o agredir a integrantes de bandas contrarias, en especial, los Ñetas. "Ellos son nuestros enemigos y nunca los dejaremos crecer porque a manos de ellos han muerto muchos hermanitos. Nosotros tenemos que aprender a reconocerlos y someterlos o tumbarlos con todo nuestro rencor", recoge la literatura de los Latin.

Los integrantes de la banda solían ocultar armas blancas en escondrijos situados al aire libre a la altura del número 18 de la calle de Orense (Tetuán) -en jardineras, entre arbustos de los jardines de la zona u ocultos en repisas de los sótanos de Azca- por si se encontraban con enemigos por la zona. "Una vez que se ha ingresado en la banda, era muy difícil salir de la misma. Los que querían abandonarla eran sometidos a un fuerte acoso, agresiones o amenazas", añade el fallo.

La sentencia se ha basado en las investigaciones del Grupo de Información de la Guardia Civil y el relato de testigos protegidos (exmiembros de la organización o víctimas de la banda).