Un gas irritante obliga a desalojar un pleno en Meaño
La sesión comenzó con mal pie y acabó como el rosario de la aurora. En un salón de plenos más concurrido de lo habitual, el alcalde popular del municipio pontevedrés de Meaño, y su grupo, estaban desestimando, una a una, por falta de presupuesto, las reivindicaciones presentadas por el sindicato de policías municipales. De repente, se apagó la luz eléctrica y alguien soltó un gas que irritaba los ojos y las vías respiratorias. El salón tuvo que ser desalojado.
El apagón obligó a continuar el debate en el pleno solo con la luz de dos linternas. Tras la votación, alguien soltó el gas, cuyos primeros efectos provocaron la estampida general. Entre el público había unos 30 sindicalistas de Policía Local y agentes de otros ayuntamientos que iban a apoyar a sus compañeros. Al debate llevaron dos alegaciones. Una, presentada por Comisiones Obreras, fue desestimada por defecto de forma, y la otra, defendida por el sindicato de policías municipales de España para crear en Meaño el puesto de jefe, siguió el mismo derrotero.
Las críticas de los policías arreciaron contra el Ayuntamiento por no haber convocado la mesa sindical previa a la aprobación del capítulo de personal de los presupuestos y por la creación de la figura de coordinadores de la policía, que vienen a suplir las funciones del jefe, con un plus en su sueldo. El alcalde, Jorge Domínguez, justificó el rechazo a esas propuestas por el esfuerzo económico que supondría su implantación.
Oposición y sindicatos exigieron la convocatoria de un concurso para cubrir la plaza de jefe o, en su defecto, la de coordinadores. "Será mejor cumplir la ley que acabar con semejante follón", exclamó uno de sus portavoces. Todos dan por cierto que habrá un contencioso administrativo. Los policías, ahora armados, ya ganaron el que plantearon porque el alcalde les negaba pistolas y munición.
