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Las cajas defienden su modelo social

Responsables de BBK, Vital y Kutxa sostienen que su obra ciudadana, solidaria y cultural "no está en entredicho" - La partida ha supuesto 1.300 millones en 10 años

Pedro Gorospe

La obra social de las cajas de ahorro forma parte sustancial de su ADN desde que, a iniciativa de los franciscanos, los italianos inventasen los Montes de Piedad en el siglo XV. Seis siglos después, la explosión de la burbuja inmobiliaria y las dificultades financieras ha puesto este sistema de ahorro al borde del colapso, hasta el punto de que algunas cajas españolas han entrado en pérdidas y ya no han podido aportar dinero a sus actividades culturales y solidarias.

La excesiva exposición al ladrillo de muchas entidades -no las vascas, que se encuentran entre las cuatro primeras de España en solvencia y capitalización- ya ha provocado la intervención del Banco de España de Caja Castilla-La Mancha (vendida a Cajastur) y de Cajasur (a BBK). Ello, sumado a la necesidad del Gobierno central de reorganizar el sector para dar confianza a los mercados, ha abierto la vía a una nueva regulación inminente que va a motivar la conversión de algunas cajas en bancos y la nacionalización de otras.

"El sistema como lo conocemos entra en su fase final", asegura un experto
Cuánto dinero van a aportar ahora las cajas y cómo lo harán centran las dudas

Las cajas que no acrediten un nivel mínimo de core capital (capaz de absorber pérdidas) de entre el 8% y el 10% de sus activos ponderados por riesgo, en función de si tienen o no un banco a través del que capitalizarse, serán intervenidas, inicialmente en septiembre, aunque el Ejecutivo central se muestra dispuesto a acelerar el proceso.

"Con esa decisión, el Gobierno de Zapatero ha marcado el camino. El sistema de cajas como lo conocemos hoy está entrando en su fase final. Es como un coche cuando se queda sin gasolina; aguanta por inercia hasta que se para", asegura un experto del sector.

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El problema es que las diferencias entre una banco y una caja resultan abismales. Los bancos persiguen fundamentalmente la rentabilidad económica, mientras que las cajas tienen una clara finalidad social, al revertir una parte de sus beneficios en la comunidad en que están implantadas. Los bancos tienen como propietarios a sus accionistas y son los respectivos consejos de administración los que resuelven el destino, en su caso, de los beneficios. La propiedad de las cajas es de la sociedad, representada en los órganos directivos de las entidades por los representantes de las instituciones fundadoras, los impositores y los trabajadores.

En torno al 30% de los beneficios de las cajas se dedica directamente a la obra social, hasta el punto de que solo en 2009, un año especialmente complicado por la crisis, las tres firmas vascas aportaron a sus respectivas entidades dedicadas a esa materia un total de 168,8 millones de euros.

En la última década, los recursos que BBK, Kutxa y Vital han devuelto a la sociedad de esta forma ascienden a unos 1.300 millones de euros, apenas unos 150 millones menos que todo el presupuesto de gestión propia de la Diputación de Vizcaya para este año o que la suma de los de Guipúzcoa y Álava.

Responsables de BBK y Vital, embarcadas actualmente en un proceso de fusión fría, así como de Kutxa sostienen que "la obra social de las cajas vascas no está en entredicho". Sin embargo, no están en disposición de precisar ni cuánto dinero van a aportar ahora a ese destino ni cómo lo van a hacer. Y las dudas surgen no solo porque la creación de nuevos bancos que gestionen el negocio financiero y la cartera empresarial de las cajas va a diluir la propiedad de las mismas hasta un mínimo del 51%, sino tras el análisis de lo sucedido con el modelo italiano, que ahora se toma como referencia.

En ese país las cajas se convirtieron en pequeños bancos y crearon fundaciones para gestionar las acciones de las nuevas entidades y la obra social. Pero, aprovechando la coyuntura, los grandes bancos salieron de compras y se comieron a los pequeños. Sus obras sociales se consideran ahora como una parte más de sus reservas. Punto y final para la entidad financiera con conciencia.

Pese a todo, los expertos sostienen que la bancarización no supone un drama: "El drama ya se ha producido con la crisis".

La primera en leer la nueva situación ha sido La Caixa, que ya ha anunciado la creación, por una parte, de CaixaBank, cotizada en Bolsa, a la que traspasará todo su negocio financiero, y, por otra, creará otra entidad no cotizada en la que convergerá la actividad inmobiliaria y la empresarial. La Caixa seguirá siendo una caja de ahorros y de ella dependerá la obra social. La dirección de la entidad catalana aseguró a los sindicatos al anunciar la operación aprobada el pasado jueves que mantendrá el nivel de recursos que destina hasta ahora a ese cometido.

Dicha frase pone blanco sobre negro la incertidumbre que abre la nueva situación. No es lo mismo garantizar que el 30% de los beneficios se destinan a la obra social, como sucede en estos momentos, que asegurar que, si en el último año se inyectaron, por ejemplo, 100 millones de euros en la misma se va a mantener ese nivel de recursos.

"Alguien debería exigir responsabilidades a quien o quienes se opusieron a la fusión de las cajas vascas en 2005. De haberse consumado tendríamos otra dimensión y estaríamos hablando de otra cosa", concluye un alto ejecutivo de Vital.

Las cifras

- Las tres cajas vascas han aportado en total a su obra social en los últimos 10 años unos 1.300 millones de euros.

- Pese a la crisis, al obtener beneficios han seguido destinando fondos a ese cometido, un total de 168,8 millones en 2009. El dividendo social ascendió ese año a 77,6 euros por ciudadano.

- Incluyendo Caja Navarra, el primer destino de la obra social es la asistencia sanitaria y social, a la que se aportaron el 48,9% de los fondos. Le siguen la cultura, a la que se destinó el 27,6%. A educación e investigación fue a parar un 17,9%, y a patrimonio, el 6%.

- La obra social de las entidades da trabajo en Euskadi y Navarra a un total de 791 personas.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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