La escalada de José Ignacio Lapido
José Ignacio Lapido (Granada, 1962) acaba de escalar otra montaña. "A estas alturas, para mí ya es un triunfo conseguir publicar un disco y verlo en la tienda es como subir una montaña altísima", asegura. Con una industria discográfica que le dio la espalda hace ya más de cinco años, su última cumbre se llama De sombras y sueños, sexto álbum en solitario y tercero que se autoedita en su sello Pentatonia Records como un perfecto alegato a la supervivencia.
Pocos músicos en nuestro país pueden ofrecer una obra tan sobresaliente y personal, sujeta a la poesía, rebosante de inteligencia e ironía, inspiradora de un mundo particular donde la esencia del perdedor romántico, del forajido, alumbra al oyente, y que ha llegado a ser digna de estudio en un libro, escrito por Jordi Vadell Torres, bajo el título En cada lamento que se hace canción (Comares). "Voy dejando que las canciones crezcan", explica Lapido. "Al componer influye todo: la edad, los aspectos musicales y, fundamentalmente, mi visión de la vida".
Esa visión es melancólica, como de herida sin cicatrizar, y ya fue seña de identidad de su etapa en 091, magnífica banda de punk-rock que acompañó las andanzas de toda una generación de jóvenes a finales de los ochenta y principios de los noventa. Pero ahora del dolor, más que brotar rabia, se desprende escepticismo en temas tan abrumadores como Antes de morir de pena o Sueños que dejamos ir. "La realidad que nos rodea a todos no creo que sea como para escribir un Aleluya. Por eso creo que el estado de ánimo general del disco es el cansancio", afirma el músico, que cuenta por primera vez con una opinión ajena para el sonido con la contratación del productor, Paul Grau, quien ha trabajado con Lagartija Nick o Lori Meyers. En este disco también son novedad las colaboraciones, "una deuda personal", según Lapido. Los reclutados son Quique González, Amaral y Miguel Ríos. "Me costó sólo una llamada de teléfono", explica el cantante granadino, que después de una década en solitario huye de etiquetas. "El rock and roll está visto como algo de quinceañeros y si no eres cantautor parece que no tienes capacidad para transmitir algo. En España, los compartimentos están muy definidos y es malo. No todos los cantautores son iguales ni todo el rock es igual", afirma. De alguna manera, es lo que busca la industria: colocar productos bien etiquetados en sus estanterías, sin atender a sus pulsiones internas ni a su universo sonoro. Por eso, espanta pensar que De sombras y sueños no tenga lugar en ese escaparate, como tampoco lo tuvo En otro tiempo, en otro lugar, uno de los mejores trabajos en castellano de los últimos 30 años, cuando ningún sello quiso publicarlo en 2005 y Lapido se vio obligado a autoeditarse. "La industria está en proceso de liquidación por derribo y hay pocas esperanzas de que las cosas vayan a cambiar de rumbo. Si siguen así, la música estará orientada a los coleccionistas pero nunca se terminará". Con gente como él, al menos, está salvaguardada.
De sombras y sueños. Pentatonia Records. www.joseignaciolapido.com.
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