"La democracia está amenazada de nuevo en Nicaragua"
Dora María Téllez (Matagalpa, Nicaragua, 1955), historiadora y dirigente del Movimiento Renovador Sandinista, fue combatiente sandinista y ministra de Salud de su país en los años ochenta. Téllez habló ayer sobre los desafíos actuales para la construcción democrática y la equidad en Centroamérica en unas jornadas convocadas por BBK bajo el título Construir un orden global equitativo desde el desarrollo humano, que concluyeron ayer.
Pregunta. ¿Cuáles son esos retos que afronta Centroamérica?
Respuesta. Superar las tendencias autoritarias que están resucitando en la región, en particular en Honduras y en Nicaragua, con el fraude electoral de 2008 y con la pretensión actual del presidente [Daniel] Ortega de ser reelegido en contra de lo que la Constitución nicaragüense establece. Además, Centroamérica debe afrontar los riesgos que le supone estar colocada entre la zona productora de droga y el mercado de droga más grande del mundo, EE UU.
"La candidatura de Daniel Ortega para las elecciones de noviembre es ilegal"
P. Abandonó sus estudios de Medicina con 20 años para unirse a la guerrilla y a los 22 participó en la acción más audaz del Frente Sandinista de Liberación Nacional antes de la revolución: la toma del Parlamento Nacional. ¿Qué le movió a dar esos pasos?
R. La condición de Nicaragua no era buena. Estaba administrada por una dictadura que tenía más de 40 años. No teníamos opciones, no había manera de cambiar la realidad política por la vía de elecciones. Tuvimos que recurrir a la lucha armada más por obligación que por gusto. Por eso me preocupa tanto que en Nicaragua puedan hacerse este año elecciones transparentes y no elecciones bajo la amenaza de fraude que hay actualmente por parte del Gobierno de Ortega. La democracia está amenazada de nuevo. Su candidatura para las elecciones de noviembre es ilegal, solo puede haber reelección si hay una reforma constitucional.
P. Tras la revolución fue jefa militar de León y de la II Región Militar del Frente Sandinista, diputada y ministra de Salud. ¿Cómo recuerda cada una de esas etapas?
R. Todas fueron satisfactorias, me gustan los retos. El trabajo en el ministerio fue muy bonito, porque se trabaja directamente con una parte crítica de la vida de las personas. Si un sistema de salud actúa bien, puede apoyar a las personas. Y las instituciones militares tienen una ventaja: tienen normas, procesos de organización claros y protocolos de actuación. Requiere disciplina, ciertas habilidades y tiene que gustarte. Llegué a ese punto por obligación pero me sentía bien.
P. ¿Por qué decidió fundar el Movimiento Renovador Sandinista en 1995, que ahora es una de las cuatro fuerzas políticas más importantes del país?
R. Porque dentro del Frente Sandinista, partido donde habíamos estado, se comenzaba a asentar el poder de Ortega. Se fue adueñando del partido y rechazó la democratización profunda del Frente. Fuimos orillados a la acera marginal del grupo y decidimos construir un partido de izquierdas sandinista comprometido con la democracia y la justicia social. Obtuvimos una cuarta parte del voto en Managua en las elecciones de 2006 y por eso nos ataca tan ferozmente el Gobierno.
P. ¿Cuando repasa su vida, le sobra o le falta algo?
R. Seguramente, pero nunca miro hacia atrás con esa perspectiva. Miro hacia delante y pienso qué es lo que tengo que hacer ahora. No hago auditoría de mi pasado, aprendo de él.
P. ¿Qué otros problemas azotan aún a Nicaragua?
R. La pobreza, la marginalidad y la falta de oportunidades. No es igual que hace 30 años, pero hay que crear sociedades de oportunidad y movilidad social.
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