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Un nuevo retraso en las depuradoras pone en peligro ayudas de la UE

La estación de A Coruña tratará el agua de cinco municipios y 325.000 habitantes

El Gobierno no las tiene todas consigo para poder cumplir a tiempo con la Unión Europea la exigencia de contar en 2015, tres lustros después de lo establecido por la normativa, con sistemas adecuados de recogida y depuración de aguas residuales en los núcleos urbanos de Galicia. Es la asignatura pendiente en materia ecológica más sangrante de la comunidad autónoma. Y los retrasos acumulados en la redacción de los proyectos para dotar a Santiago y Ourense de depuradoras ponen en riesgo el cumplimiento de la fecha límite marcada por Bruselas para aportar las cuantiosas subvenciones con las que se construyen estas imprescindibles infraestructuras medioambientales en los entornos más poblados y generadores de vertidos.

Bruselas exigía ya en 2000 que los núcleos urbanos depuren sus aguas

"Va a ser difícil aunque aún tenemos un plazo razonable, pero no podemos dormirnos y hay que acelerar los trámites", admitió ayer el presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares, tras firmar junto al presidente de Augas de Galicia, Francisco Menéndez, la entrega al Ayuntamiento de A Coruña de la muy esperada estación de Bens. Situada al pie del océano Atlántico, tratará las aguas residuales de 325.000 habitantes residentes en cinco municipios (A Coruña, Cambre, Culleredo, Arteixo y Oleiros) de la ahora muy contaminada ría de O Burgo.

A Coruña y su cinturón urbano son los primeros de Galicia que cumplen al fin, con once años de retraso, la normativa europea que exige que desde el 31 de diciembre de 2000 todos los núcleos de más de 15.000 habitantes tengan sistema adecuado de depuración de aguas residuales. Las instalaciones, ahora en periodo de prueba, tardarán aún un año en funcionar a pleno rendimiento. Pero ya empezó a eliminar los continuos vertidos a la ría y, por de pronto, desapareció el permanente reguero marrón que lucía el mar en esa esquina de la costa coruñesa. La nueva infraestructura reducirá en un 90% la contaminación que hasta ahora castigaba la ría de O Burgo, cerrada durante tres años al marisqueo (se abrió sólo la parte externa en julio pasado) por los elevados niveles de coliformes.

El sinuoso y largo proceso para dotar el área metropolitana de A Coruña de una depuradora en condiciones, una actuación que como en el caso de Lugo, Ferrol, Ourense y Santiago fue declarada de interés general por el Gobierno en 1996, refuerza la dificultad de cumplir con el plazo de Bruselas. La depuradora y el emisario submarino de A Coruña, financiados con subvención de la UE como en el resto de las ciudades gallegas en un 85% por el Estado y un 15% por la Xunta, es una obra muy compleja que costó 128 millones. Son 44,6 millones más de lo presupuestado inicialmente y su ejecución tardó seis años. Lugo estrenará también este mismo mes depuradora. Y muy avanzadas están las obras de la de Ferrol, a la que le faltan "algunos colectores" y terminar el emisario submarino que devolverá al mar las aguas previamente saneadas, según el presidente de la Confederación Hidrográfica.

Pero parece casi improbable que se termine a tiempo, en 2015, año "en el que habrá que liquidar las cuentas con la Unión Europea", los proyectos de Ourense, aún pendiente de superar la Declaración de Impacto Ambiental, y de Santiago, sin licitar y a expensas de las últimas negociaciones con la Xunta para su financiación. Caso distinto es el proyecto de Vigo, fruto de un acuerdo aparte, del Gobierno con Bruselas para evitar una multa millonaria por la contaminación de su ría. Tambien debe estar lista en cuatro años.

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Ayer en A Coruña, el presidente de Augas de Galicia puso el acento en la inversión que aporta la UE para cubrir el déficit de Galicia en saneamiento de aguas y en la necesidad de pensar que en el futuro, cuando ya sin ayuda de Bruselas, habrá que asumir "entre todos" el coste de esas obras.

Suspense en el recibo

El Ayuntamiento de A Coruña, a través de su empresa municipal del agua, Emalcsa, asume desde ayer y durante como máximo el primer año la gestión de la enorme depuradora de Bens que tratará las aguas residuales de cinco municipios. "Es la obra de saneamiento más importante de Galicia, con la que completamos la gestión integral del ciclo del agua y ya veremos entre todos cómo cubrimos su coste y si tendrá repercusión en el recibo que paga cada ciudadano", explicó el alcalde coruñés, Javier Losada.

Ya está en negociaciones con sus colegas de Cambre, Culleredo, Arteixo y Oleiros para crear una empresa mixta que se encargue de gestionar y asumir los gastos de la nueva depuradora y el emisario submarino. Tardarán un año en determinar el coste anual de estas infraestructuras, ya en funcionamiento.

Los cinco alcaldes deben decidir si se repartirán las cargas financieras en función del número de habitantes de cada municipio o del volumen de aguas residuales que generan cada uno. "Estas cosas implican unos trámites burocráticos pero hay voluntad de todos de llegar a un acuerdo cuanto antes", dijo Losada.

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