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Surio advierte intereses económicos y políticos en los ataques del PNV a ETB

El director del ente tiende la mano a sus críticos para "recuperar la confianza"

El campo de batalla político en que se ha convertido EITB desde el relevo del PNV a su frente lleva visos de seguir siéndolo el resto de la legislatura, como advirtieron ayer los portavoces de tres grupos a su director general, Alberto Surio, tras tender este su mano en la Cámara para recuperar la confianza, construir puentes y reconducir el deterioro de relaciones. En EITB se sigue librando la batalla más cruenta del cambio, en nada comparable con la normalidad que se vive en otros emblemas del autogobierno, de la Ertzaintza a Osakidetza, hasta el punto de que hay quien ve intereses contrarios a su mantenimiento como servicio público detrás de ella. Surio resaltó ayer a sus trabajadores que han de ser los más interesados en terminar con esta batalla.

Todos los grupos piden que se retiren los apercibimientos a dos redactoras
El director general acusa al PNV de montar un "juicio sumarísimo" al ente

El director general aprovechó una densa comparecencia parlamentaria para enfatizar a su plantilla que han de ser los más interesados en terminar con esta batalla. que dibujó como "una peligrosa espiral". "Hay muchos intereses políticos y económicos para debilitar a ETB y desviar sus audiencias a otros negocios privados", les advirtió. Esas interferencias "políticas y privadas", sostuvo, tienen interés en otro modelo de televisión "que no es el modelo público fuerte que nosotros queremos", recalcó también. Sin citarlos, Surio estaba aludiendo a los tambores de privatización que suenan en todas partes y el adelgazamiento habitual de plantillas que conllevan todas las operaciones de ese tipo. Al PNV le acusó directamente de promover la deslegitimación y un "juicio sumarísimo" contra el ente. "Creo que ya no les interesa, que han dejado de creer en EITB, simplemente porque ya no la controlan", enfatizó.

Su comparecencia duró más de cinco horas, centrada sobre todo en el episodio desatado en torno a la elaboración de un reportaje sobre el aniversario del Estatuto de Gernika, por el que fueron apercibidas dos redactoras, y en las declaraciones del director de la televisión pública, Miguel Ángel Idígoras, quien acusó a un núcleo de resistencia interno manejado por la izquierda abertzale, con ayuda de un sector del PNV, de estar "incendiando ETB".

Idígoras, quien también compareció en la comisión parlamentaria, dijo no ponía ni quitaba una coma de su polémica entrevista, aunque su superior apunto que él habría "matizado" para no ser malinterpretado.

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"Tendrá que lidiar con esa presión irresponsable bastante tiempo", le advirtió el socialista Carlos Gorostiza. "Se ha elegido a EITB para una campaña de acoso y derribo para desgastar el cambio, y no van a parar; sus llamadas no van a servir de nada", prevé el popular Carlos Urquijo. "Obvien la campaña orquestada que están sufriendo; se va a mantener hagan lo que hagan", aconsejó el portavoz de UPyD, Gorka Maneiro, para quien el equipo de Surio no se ha hecho con el control del ente.

El director general renovó su apuesta, realizada con poco éxito desde su llegada al cargo, por sacar a ETB de la batalla política y achacó a un deseo deliberado la "amplificación" de un conflicto a su juicio menor -el desencuentro entre dos periodistas en una redacción, sostuvo- y su "manipulación" para presentarlo como "censura o imposición".

Todos los grupos le pidieron que se retiren los apercibimientos a las dos redactoras afectadas, algo a lo que el director general pareció no cerrarse, en ese ofrecimiento de recuperación de confianza, con una sola condición: que la otra parte reconozca que no hubo intento de censura ni de imposición. Deploraron además que se le diera publicidad sin contar con la versión de la otra parte implicada, el jefe del área de política, Juan Carlos Viloria, a cuya reciente incorporación al puesto cuando ocurrieron los hechos se achacó parte del "malentendido", como hizo él mismo en una carta a la Surio dio lectura.

Representantes de los sindicatos ELA y LAB coincidieron en pedir la retirada de los apercibimientos, que Idígoras justifi có precisamente en una voluntad de no sancionar, y desvelaron un borrador manejado internamente por el jefe de política, algo que mereció la censura de los directivos de la casa.

Alberto Surio, en un momento de su comparecencia de ayer.
Alberto Surio, en un momento de su comparecencia de ayer.L. RICO

Investigaciones y horarios

El marcaje y el tono del PNV en la comisión de control de EITB no se han conocido en el resto de años de existencia del ente ni los han vivido los directores anteriores. El PNV muerde en las cuestiones mayores, entendidas por tales las que ayer se llevaron la mayor parte de la comparecencia, pero tampoco descuida las menudas. El peneuvista Luke Uribe-Etxebarria volvió a preguntar por el mapa del tiempo e incluso descendió al detalle de cuestionar el horario de emisión de algún programa, facultad que Alberto Surio le recordó que es de los responsables de la programación.

El parlamentario peneuvista preguntó también por los criterios informativos sobre las comisiones de investigación que atañen al PNV, y pidió al director general "máxima prudencia", además de veracidad e imparcialidad. "¿Me entiende?", apostilló mirándole fijamente, para enfatizar que formulaba una exigencia. Surio le respondió que lo que prima en los servicios informativos es el criterio periodístico y le recordó que el Parlamento y los tribunales han visto ya de interés esas cuestiones de las que informa EITB.

Los escenarios de la batalla

- Imagen. La modificación del mapa del tiempo, con una clara distinción del País Vasco y Navarra, simbolizó el cambio que el Gobierno pretendía dar a ETB. La retransmisión del discurso navideño del Rey provocó también un rifirrafe entre el Ejecutivo y el PNV.

- Informativos. La cobertura del secuestro del Alakrana, con un supuesto vacío a los alcaldes nacionalistas de los municipios afectados, motivó las primeras quejas del PNV respecto a la cobertura de las noticias. A las dimisiones habidas en los servicios informativos se suma, además, la polémica por la demanda peneuvista de una mayor dedicación de tiempo a la política.

- Audiencia. No ha parado de bajar desde el relevo en Ajuria Enea, aunque se debe tener en cuenta el apagón analógico y la generalizada fragmentación de las audiencias. "No es la televisión de este pueblo", llegó a manifestar el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao. A ello se añade la falta de acuerdo para emitir en Navarra a través de los canales de TDT.

- Conflicto interno. La apertura de un expediente a dos redactoras por su negación a retocar un vídeo sobre el papel del PNV en el Estatuto de Gernika destapó la caja de los truenos. La acusación del director de ETB, Miguel Ángel Idígoras, de que "la izquierda abertzale y sectores radicales del PNV están incendiando" el ente, avivó el fuego. Pasto para las centrales nacionalistas, mayoritarias, que han decidido aumentar sus ataques a la dirección ante la cercanía de las elecciones sindicales.

- Contratos irregulares No solo a defender su gestión se ha dedicado el Gobierno. La existencia de contrataciones irregulares en ETB durante la anterior legislatura ha valido al Ejecutivo para arremeter contra el ex director del ente, el actual presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar.

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