El informe PISA
Una vez más el informe PISA sobre la educación señala que los adolescentes españoles no entienden bien lo que leen. Una vez más la interminable letanía de declaraciones de representantes políticos, sociólogos y pedagogos.
¿Cuándo nos vamos a centrar de una vez y plantear las cosas en sus términos? Yo lo repito una y otra vez en el departamento de lengua del instituto en el que trabajo: ni Unamuno, ni Antonio Machado, ni Alberti, ni García Lorca, ni seguramente el último Nobel de literatura, Vargas Llosa, perdieron el tiempo en la adolescencia estudiando la jerga de monemas, morfemas, lexemas, sintagmas, paradigmas, códigos, con que nosotros mareamos a los quinceañeros españoles. Posiblemente, estos escritores tendrían problemas para aprobar algún examen de los que aún se ven en nuestros institutos. No hay nada más que hojear cualquier texto de Lengua Castellana de ESO y Bachillerato para darse cuenta de que no hacen nada más que repetir los mismos conceptos año tras año.
Los adolescentes terminan hartos de sujetos, predicados, simples, compuestas, adjetivas y adverbiales. ¿Por qué no nos limitamos a dar, cuando corresponda, uno o dos cursos de gramática en condiciones, dejando, así, de repetir año tras año la misma copla y nos centramos después en leer, comprender y redactar?
Hace ya años que Luis Landero dijo que un alumno español puede ser capaz de descomponer un editorial de cualquier periódico en todas sus oraciones, simples o compuestas, decirnos si son sustantivas, de relativo o adverbiales propias o impropias, pero que posiblemente si le preguntamos por la posición del editorial ante el problema que se plantea se quede en blanco. Pues en esas estamos. Oscilando entre sesudos análisis oracionales-textuales y triviales lecturas "juveniles".
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