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'Suspenso' a la utilidad educativa de los centros para extranjeros

Los controvertidos espacios de bienvenida educativa (EBE) impulsados por los Ayuntamientos de Vic y Reus junto con el Departamento de Educación no han sacado buena nota en el primer control independiente al que han sido sometidos. Expertos de las universidades de Vic y Autónoma de Barcelona ponen en entredicho la función educativa de estas aulas, nacidas en 2008 como solución a los problemas de los centros de primaria y secundaria con los alumnos inmigrantes que llegan con el curso empezado.

El análisis de los dos primeros años de vida de esta experiencia piloto concluye que sería necesario replantear sus funciones y añade que estos espacios ponen en evidencia la incapacidad de los sistemas escolar y social de dar respuesta a las personas inmigradas. También desmiente una de las críticas iniciales a los EBE, que eran segregadores, por entender que antes de su existencia los niños esperaban en casa, hasta que se les daba escuela, el tiempo que ahora invierten en él.

Antoni Tort, miembro del grupo de Investigación Educativa de la Universidad de Vic, considera los EBE "un recurso interesante como espacio social de acogida, pero no como aula paralela para la preparación escolar". Las expectativas sobre aprendizaje, especialmente en materia lingüística, se han sobrevalorado, según el estudio, que subraya que tres o cuatro semanas, tiempo medio de estancia de los recién llegados a los EBE, no dan para milagros.

La otra meta de los EBE era enseñar a los niños y jóvenes el "oficio de alumno". También en este caso el logro es bajo y "no se aprecian diferencias significativas a medio y largo plazo entre los que han pasado por el EBE y los que no", según la coordinadora del informe, Núria Simó.

El trabajo escolar de los EBE es especialmente imperceptible en los centros con tradición de acogida. Son los profesionales de estos centros los más críticos con estos espacios, que creen innecesarios y perjudiciales para los niños al obligarles a un doble proceso de adaptación.

Mejor parada queda la función integradora de los EBE. La acogida a alumnos y familias no tan solo ha sido excelente, sino que también ha puesto de relieve tres retos urgentes a los que no se estaba respondiendo bien. El primero, el acompañamiento a las familias para que conozcan mejor los servicios de la ciudad. El segundo, el trabajo educativo con jóvenes mayores de 16 años, quienes por edad no podrán completar un proceso formativo adecuado en el sistema obligatorio para enfrentarse al mundo laboral. Por último, el informe alude a la orientación de niños y jóvenes en actividades de ocio, fuera del horario escolar y en periodos estivales. Es en este sentido hacia donde, según el informe, tendrían que encaminarse los EBE.

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