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Casi ocho años de cárcel para el hombre que mató a un anciano por haberle tocado el culo

La Audiencia de Tarragona ha condenado a siete años y nueve meses de cárcel al hombre que mató a golpes a un anciano de 83 años como reprimenda por haberle tocado el trasero en la estación de autobuses de Tarragona. El fallecido se acercó a tocar las nalgas del condenado, Pavlo Ch., de 32 años y nacionalidad ucrania, cuando este se hallaba orinando en los lavabos de la terminal. El homicida, que se encontraba muy borracho, respondió con un aluvión de puñetazos y patadas contra la víctima, que apenas pudo defenderse. La Audiencia ha considerado la eximente de que el agresor se hallaba bajo los efectos del alcohol y le ha condenado por un delito de homicidio con abuso de superioridad, otro de resistencia a la autoridad y una falta de lesiones. También deberá pagar una multa de 120 euros y una indemnización de 17.500 euros a la familia del fallecido.

Los hechos ocurrieron una tarde de junio de 2007, después de que el agresor hubiera pasado la mañana bebiendo tras haber discutido con su esposa. Ya en la estación de autobuses, el anciano se propasó con el condenado, que se desahogó con la víctima en una desigual pelea. El jurado considera probado que el anciano se intentó defender con el bastón, pero no pudo contener la paliza. El veredicto admite la desproporción de fuerzas entre ambos contendientes, pero entiende que la víctima llegó a defenderse y que no hubo saña en el crimen. Por ello rechazó el supuesto delito de asesinato y considera al acusado culpable de homicidio.

El condenado declaró que no recordaba haber cometido el crimen debido a la ingesta masiva de bebida alcohólica. "Aquel día bebí como nunca. Estaba fuera de control, no sé lo qué pasó", señaló en el juicio. El día en que cometió la agresión, de hecho, dio una tasa de alcohol en la sangre de 2,99 gramos por litro (la tasa máxima permitida para conducir un vehículo, por ejemplo, es de 0,5 gramos por litro). El agresor contradijo así lo que declaró solo tres días después del homicidio ante el juez instructor del caso. "Vino un señor por detrás, me tocó el culo y dijo: '¡Qué culo tan bonito!", explicó entonces al magistrado que instruyó la causa. "Luego le grite que era un maricón", recalcó. A partir de este momento se desencadenó una salva de golpes y patadas que mataron al anciano. "No me explico cómo murió si los golpes no fueron tan fuertes", se justificó el homicida.

El condenado aseguró en la vista que fabuló este relato porque se encontraba "en estado de shock". El juicio prosiguió con el testimonio de los agentes de la policía local que acudieron a la estación tras el homicidio. Estos exigieron al condenado que se identificara, pero se negó y les escupió. Finalmente redujeron al agresor con la ayuda de otros dos policías de paisano.

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