Aniversario olvidado
El 3 de noviembre de 1940, en un pequeño hotel de la localidad del Midi francés de Montauban, moría Manuel Azaña Díaz, último presidente de la Segunda República Española, rodeado de un puñado de incondicionales y olvidado por todos sus colaboradores políticos, preocupados por asegurar su huida hacia el exilio en México. Hoy, 70 años después, Manuel Azaña sigue muriendo en la memoria colectiva del país, porque por desgracia seguimos padeciendo esa amnesia crónica en relación a la figura del mandatario republicano.
Y yo pregunto, ¿para cuándo un homenaje oficial a la figura que trató de llevar a nuestro país a una democracia verdadera, a la justicia social y a la modernización de un Estado que arrastraba desde siglos un claro subdesarrollo? Y si la figura del político está olvidada, no digamos la del escritor -premio Nacional de Literatura-. Su obra esta prácticamente descatalogada, a pesar de que incluye títulos indispensables para entender e interpretar los tristes acontecimientos de nuestra Guerra Civil.
Con esta carta, quiero rendir mi pequeño homenaje a un político con unas virtudes que hoy escasean entre la clase política: la honradez, la visión de Estado y la fidelidad a sus ideas.
