"Cuando deje la raqueta, quiero ser actor"
Llega unos minutos tarde al desayuno. El salón está lleno de gente de paso. Él se ha instalado en el hotel un par de días aunque vive a pocos kilómetros de Madrid, en Boadilla del Monte. Un asistente informa de que están acabando de peinarlo. Efectivamente, Fernando Verdasco se acerca a la mesa luciendo una impecable melena, una camisa entallada con el último botón estratégicamente abierto para dejar entrever sus impecables abdominales. No viene en calzoncillos. "Ya me ha visto demasiada gente así. Hoy vengo vestido". Y es que media España está llena de carteles suyos como modelo de ropa interior de Calvin Klein.
"¡Tengo un hambre!", anuncia. Y se va al bufé, donde se sirve piña y sandía. Luego pide un zumo de naranja y encarga una tortilla francesa. "Cuido bastante la alimentación. Mi debilidad es el jamón. ¡Lo echo tanto de menos cuando no estoy en España! Pero a veces me salto la dieta y como gominolas y palomitas, sobre todo cuando voy al cine". No se nota. Su físico es un reclamo publicitario. "Mi vida es el tenis, pero digamos que tengo una segunda carrera que es la de modelo". Llega la tortilla y la parte en seis trozos que luego convierte en 12. "¿Hay cereales de chocolate?". La pregunta es inevitable: ¿Dónde mete todo lo que come? La respuesta también es obvia: "Entreno cinco horas al día, combino el gimnasio y la raqueta. Hago unos 300 abdominales". El ejercicio forma parte de su vida y lo necesita no solo para estar en forma y ser uno de los primeros tenistas del ranking mundial -es el séptimo ahora-, sino para sentirse bien. "Solo cuando termino agotado de un torneo estoy dos o tres días parado, pero luego necesito hacer deporte". Pasa tres cuartas partes del año viviendo en hoteles. "Podría hacer una guía. El más lujoso en el que he estado es un siete estrellas en Kuwait que tenía las paredes de oro".
El tenista se ha convertido en modelo ocasional e icono gay
Su padre viaja con él, pero, aun así, vivir tanto tiempo de un lado para otro le cansa. Para sentirse cerca de su gente se ha apuntado a las nuevas tecnologías. Cuando llega el bol de cereales de chocolate, que riega con leche fría, aparta su BlackBerry. "Tengo este teléfono por los mensajes y un iPhone 4 por Internet". Se confiesa fan de Twitter. "En Estados Unidos es la bomba. Y veo que aquí ahora la gente se va apuntando". En su Twitter están sus amigos, muchos de ellos deportistas. "Feliciano López es como un hermano, pero todos nos llevamos genial. No es cierto que tengamos envidia de Nadal, él ha hecho mucho por el tenis". Verdasco se siente orgulloso de pertenecer a una generación de deportistas que lo ganan casi todo y que han cambiado la imagen de España en el extranjero. Está preocupado por la crisis económica, aunque su cuenta corriente no tiene problemas. "Si tuviera una solución sería político, no tenista". Está informado. Lee el periódico en papel cuando está en España y recurre al ordenador cuando está fuera. "Mi madre se ha quedado con mi iPad". De lo que sí opina es de cine. "Acabo de ver La red social. Me ha gustado. Cuando deje el tenis me gustaría ser actor". Convive bien con la fama y se ríe cuando se le recuerda que es un icono gay.
Llega la cuenta y la camarera se sorprende de que no pague él. La periodista le cuenta que es norma del periódico invitar. "Hoy voy de chico objeto".
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