_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La vida del toro bravo

Recoge EL PAÍS del día 7 de octubre unas declaraciones del senador del Partido Popular Pío García-Escudero durante el debate sobre la declaración de las corridas de toros como Bien de Interés Cultural. Dice García-Escudero: "Si yo fuera toro, preferiría mil veces morir después de 20 minutos en una plaza de toros luchando y combatiendo antes que sufrir una larga agonía, como sufren en los correbous".

Es un argumento muy común estos días: que el toro de lidia vive de maravilla comparado con otros animales. Lo que bien pudiera ser cierto, dado el trato en general que damos a los animales y del que el toro es sangriento símbolo.

La falacia de este argumento es que suele implicarse que el toro vive de maravilla; en general y sin más, porque además tiene un fin digno. García-Escudero, en su deseo de ser toro, quizás olvida que otro aspecto de la dignidad del fin es la no aceleración del mismo, y que el toro más viejo en la plaza muere con seis años; cuando su esperanza de vida natural ronda la veintena. Esto, en un cálculo aproximado, es el equivalente de unos 25 años de vida humana.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Pío García-Escudero cumplirá este mes los 58 años. Aprovecho para felicitarle sinceramente, y para preguntarle con la misma sinceridad si quizás también "preferiría mil veces" llevar 33 años muerto (desde 1977 aproximadamente), o si por el contrario elegiría poder seguir vivo, en el Senado, afilando esa oratoria con la que alaba al toro como "símbolo de fortaleza, valentía y fecundidad".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_