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Bolonia se acerca al cinco

Las universidades privadas mejoran sus resultados con los nuevos grados

El cinco es más posible ahora. La adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, el conocido como Plan Bolonia, viene con aprobados bajo el brazo. Las dos universidades privadas de Euskadi, Deusto y Mondragón, han aumentado su número de aprobados con la metodología que implica el plan. El secreto: la universidad destierra el alumno pasivo y lo empuja a trabajar desde el primer día, olvidando la memorización de contenidos a última hora. La mejora radica, al fin y al cabo, en que su nueva rutina es "más natural", según coinciden responsables de ambas instituciones.

Mondragón tiene un porcentaje global de aprobados del 79%, con diferencias significativas entre centros, como la Politécnica, con un 96% de aprobados; Empresariales, con un 85%, y un 55% en Humanidades y Educación. Por parte de Deusto, su vicerrectora de Ordenación Académica, Begoña Arrieta, y el de Innovación Académica, Aurelio Villa, explican que "el 60% de las titulaciones se ha mejorado en resultados y en el 40% se ha bajado ligeramente".

En el 60% de los títulos de Deusto se han mejorado los resultados

En esta última Universidad, las ingenierías han sido las grandes beneficiadas, con aumentos de los aprobados del 51% al 70%.

La rutina diaria es más dinámica, con menos lecciones magistrales. La transmisión de conocimiento del profesor al alumno se efectúa con casos prácticos y el margen para que el propio estudiante vaya desarrollando competencias por sí mismo es mayor. Eso sí, los aprobados no son gratuitos: los proyectos suponen una carga de trabajo mayor durante el curso. Los estudiantes "se quejan de la carga de trabajo, pero al final tienen mayor satisfacción personal", explica Jon Altuna, director académico de la Politécnica de Mondragon.

Ello repercute en las cifras de abandono de los estudios, que se reduce. Solo en su centro ha caído del 30% al 10%. Y más estudiantes pasan limpios de curso. Con los planes anteriores únicamente el 20% aprobaba todas las asignaturas en el primer año de carrera. Algunos gestores educativos reconocen que los estudiantes trabajan más con la nueva dinámica porque no les queda más remedio. Otros, como Altuna, defienden que "los alumnos son capaces de trabajar, pero el propio sistema les tiene que impulsar a ello".

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"Los alumnos excelentes se adecuan a ambas metodologías", explica este último. "Sin embargo, es al alumno medio al que le ayuda especialmente el nuevo plan". Desde Deusto, Arrieta no aprecia un aumento de la nota media, pero sí que los suspensos se dan con notas más elevadas que antes. Es decir, los demoledores ceros y unos empiezan a escasear. "Recuperar los suspensos es más sencillo ahora", añade. Todo porque un mismo universitario puede tener más de diez notas en una asignatura, y solo una de ellas es la del examen final.

En Deusto han optado por reducir el peso del examen final progresivamente. En primero de carrera cuenta un 80% y en el último curso un 50%, para adecuarse a un alumno, que cada vez es más autónomo. Mondragon, en cambio, ha dado pasos más radicales: en la Politécnica ya se han erradicado los finales.

"Hay distintas evaluaciones y demostrar una madurez es más complejo", reconoce Arrieta. Ello se debe a que los estudiantes son evaluados por las destrezas adquiridas y no tanto por los contenidos que han memorizado. Mientras que la evaluación pide más madurez, el que sea continua hace que el seguimiento de los profesores resulte más estrecho, lo que se asemeja a la enseñanza no universitaria. Para Arrieta, "es más difícil sacar más nota y más fácil aprobar".

Los profesores consideran que el cambio no ha sido fácil. Altuna reconoce que hay que "vencer muchas dudas y reticencias del profesorado". En su Universidad, la primera en llevar a cabo el cambio -la UPV asimilará los nuevos grados a partir del próximo curso-, ya se van superando las inercias. Lo más importante es, a su juicio, que los docentes vean que "los alumnos son capaces de aprender lo mismo o más con el nuevo método". Eso sí, reconoce que siempre va a haber un núcleo que se resista a los cambios, aunque es cada vez menor.

Hasta ahora, los docentes han criticado la formación insuficiente y el escaso hábito de estudio de los alumnos al dejar Bachillerato. Altuna ve un cambio en estas críticas e identifica una mejora sustancial en los hábitos de trabajo. En sus primeros años de aplicación en Euskadi, las cifras demuestran que el nuevo plan premia el trabajo y condena las largas horas de estudio a última hora.

Mientras, en Tecnun, el campus de la Universidad de Navarra en San Sebastián, se ha pasado del 64% de aprobados en la convocatoria ordinaria en sus dos únicas carreras al 73% de los nueve grados que han comenzado este año. Y ello con el mismo número de asignaturas que con el plan anterior.

Tomás Gómez Acebo, director de estudios de Tecnun hasta este curso, apunta: "No es más sencillo aprobar. Hay que desarrollar una capacidad de trabajar que antes no se exigía". Sin embargo, reconoce que dividir la nota final "empeora las notas", aunque el número de notas altas es "razonable" en los nuevos grados.

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