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Ola de incendios

Un informe pericial cuestiona el operativo contra el fuego de Fornelos

Los informes observan carencias de organización de la brigada antiincendios

La teoría de los tres focos simultáneos, con la que la Xunta trata de subrayar la intencionalidad criminal del incendio de Fornelos, en el que murieron dos brigadistas, no tiene fundamento real, según los primeros resultados de la investigación que lleva a cabo el Juzgado número 2 de Redondela. No hay ningún dato que avale que fueron exactamente tres los focos, como tampoco que se prendieran con un mechero, otro de los datos presentados por el Gobierno gallego y que forman parte del informe que presentó al juzgado. Más bien al contrario: según las primeras indagaciones, se trató de un fuego convencional, en el que las principales particularidades fueron determinadas carencias organizativas y el fallecimiento de los dos miembros de la brigada antiincendios de Gondomar, Julio Martínez y Rodrigo Amo.

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Los primeros datos recopilados por el juez no concuerdan en sus conclusiones generales con los presentados por la Xunta, correspondientes a técnicos del Servizo de Defensa contra Incendios Forestais de Galicia. En efecto, se coincide en la hipótesis de que el incendio declarado en Fornelos de Montes la noche del 12 de agosto fue intencionado, como lo son casi el 70% de los que se registran en Galicia, según el reciente informe del fiscal jefe del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Carlos Varela. Pero a partir de ahí, el relato de los hechos discrepa del facilitado por los conselleiros de Presidencia, Alfonso Rueda, y de Medio Rural, Samuel Juárez, en los días posteriores al trágico siniestro.

Según fuentes próximas a la investigación, la Guardia Civil no ha encontrado ni un solo indicio del triple foco ni del método empleado para encender el fuego, y se inclina más bien por la posibilidad de un foco único. El atestado observa además carencias de organización en las horas críticas, que van desde la notificación del fuego, a las 22.24 horas del 12 de agosto, hasta la aparición de los cadáveres, diez minutos después de la medianoche. Las averiguaciones revelan falta de coordinación entre las dos brigadas que actuaron, la de Vigo y la de Gondomar, que se presentaron sin ningún contacto previo ni información sobre las condiciones del terreno afectado.

Los informes a disposición del juzgado de instrucción de Redondela tratan de esclarecer cómo el capataz se separó del resto de miembros de la brigada de Gondomar para poner a salvo un vehículo desplazado al incendio, llevándose consigo el único equipo de transmisiones disponible. También ponen el acento en la distancia entre unos brigadistas y otros, que debían atacar las llamas en paralelo a una pista forestal y a cinco metros unos de otros, una formación que, de haberse mantenido, hubiera impedido que los dos jóvenes malogrados se separaran del resto del grupo y perdieran la orientación entre las llamas.

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