Educación construye en Cerdanyola una escuela en un solar que fue de Uralita
Los padres rechazan el nuevo lugar pese a estar descontaminado de amianto
"Se ha elegido el peor sitio de Cerdanyola para hacer la escuela". Esta es la principal queja de los padres de alumnos del CEIP Xarau de Cerdanyola del Vallès, que han visto confirmado su peor temor: la construcción de un nuevo centro en un solar que era propiedad de la empresa Uralita. Toda la comunidad educativa ha luchado durante años para que la actual escuela, muy deteriorada, se rehabilitara. De hecho, el proyecto arquitectónico costó 400.000 euros, pero quedó en agua de borrajas y ahora el Departamento de Educación ha optado por levantar otro edificio.
Si las previsiones se cumplen, los alumnos estrenarán las aulas en el curso 2011-12. Las instalaciones, de casi 10.000 metros cuadrados, acogerán 450 alumnos de infantil y primaria. Pero para la comunidad educativa nada es de color de rosa. Los padres se quejan de que "es un lugar donde hay amianto, en un lado está el río y en el otro la vía, por donde pasa un tren cada 10 minutos, o menos". "Es un solar muy grande, una zona muy fea, allí estaremos solos", añade la directora. La nueva escuela se levantará a solo 600 metros de la actual, pero en un solar triangular encajonado por la vía al norte, el río al sur y un polígono industrial al oeste. Eso obligará a construir un puente sobre el río y un paso elevado, mediante ascensor, sobre la vía, cuando los padres reclaman rampas y pasos subterráneos.
El terreno queda encajonado por el río, el ferrocarril y un polígono
Educación descartó rehabilitar la antigua escuela pese a tener el proyecto
Pero aquí aparece uno de los problemas endémicos del municipio: el amianto. El solar está situado en el antiguo barrio de Uralita, rebautizado como La Farigola, que tomó el nombre de la polémica fábrica de fibrocemento que se instaló hace un siglo. Después del cierre de la planta a finales de los años setenta, los pisos y las casas empezaron a sustituir a las instalaciones industriales. Pero los terrenos habían quedado repletos de amianto, un residuo altamente peligroso, porque el polvo que desprende es cancerígeno.
De hecho, la concejal de Urbanismo de Cerdanyola, Laura Martínez, explica que las vías de Renfe "están construidas aprovechando los residuos existentes y se han detectado grandes cantidades de amianto". Esta circunstancia hace imposible la construcción de un paso subterráneo a corto plazo, ya que antes se debería descontaminar el suelo.
El solar donde se construirá la escuela también está afectado por este material nocivo, pero esta zona sí fue descontaminada. La Agencia Catalana de Residuos ha llevado a cabo un proceso para sellar el amianto bajo tierra mediante una malla geotextil (un plástico aislante y muy resistente) y un conglomerado de piedras. Los trabajos finalizaron justo a fin de curso y han tenido un coste de dos millones de euros, financiados por las administraciones local, autonómica y europea.
El Ayuntamiento tranquiliza a los padres preocupados y afirma que la zona es segura. Además no existía un lugar alternativo. "Cerdanyola está contaminada y no tenemos terrenos municipales", afirma la concejal de Educación, Esther González. La titular de Urbanismo añade que proyectos como el de la escuela son básicos "para normalizar la problemática del amianto", ya que permiten recuperar estos terrenos y darles un uso social.
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