Alegrías

Pipilotti Rist (1962) es una de las artistas que mejor ha sabido subvertir la lógicentación artística. Durante seis años (1988- 1994) fue integrante del grupo de rock Les Reines Prochaines. Aquella experiencia hizo que en muchos de sus filmes -I am not the girl who misses much (1986) o el beckettiano Ever is Over All (1997)- las formas electrónicas (voz y sonido) dieran un nuevo sentido a la erótica del placer y a los problemas y posibilidades de lo visual, tanto política como estéticamente. En su trabajo, las representaciones del objeto parcial, en concreto de los genitales, cruciales en trabajos señeros del arte feminista -Judith Chicago, Louise Bourgeois- son analizados con una elegancia subversiva y una lógica del fetiche (Gina's mobile, 2007). Sip my Ocean (1996) es un videoclip pop proyectado sobre dos grandes pantallas simétricas que evoca el mundo del inconsciente femenino en imágenes caleidoscópicas bajo el agua relacionadas con la experiencia amorosa y las dualidades que participan en el deseo emocional: contemplamos la figura de Pipilotti Rist moviéndose entre corrientes acuáticas peligrosas y objetos cotidianos domésticos -una tostadora, una taza, platos- a modo de juguetes, mientras la oímos cantando en un tono adolescente Wicked Game (Chris Isaak): "Nunca pensé que me enamoraría de alguien como tú... Nunca pensé que perdería a alguien como tú...". En Doble luz (2010), Rist proyecta las imágenes sobre el bronce de Miró Femme (1968) de una lengua que acaricia la piel áspera de la escultura. En ¿Por qué te vas? (Húmedo), 2003, un miniaturizado tendedero de ropa soporta el esqueleto interno (microchips, cables, monitores) de pequeños aparatos electrónicos, una forma de anunciar que la identidad de los géneros es necesariamente inestable y está siempre inacabada.

Con gran capacidad para la composición y sensibilidad para el uso del color sobre la pantalla, la recitación y repetición en las videoinstalaciones de Pipilotti Rist encuentran en la electrónica el medio adecuado para dar visibilidad a la conexión con el cuerpo femenino como reproductor de significados y no como objeto pasivo. Lo erótico como "alegría compartida". La exposición Partido amistoso-sentimientos electrónicos, que responde al premio Joan Miró 2009 concedido a la artista suiza, es muy compacta en su recorrido -una decena de obras instaladas en arquitecturas de cortinajes móviles y alfombras mullidas-, pero no deja entender a fondo su trabajo en relación con la interpelación cultural y al cuerpo femenino como za masculina del placer visual en la represona de creatividad, juego e invención. Faltan algunas de sus obras seminales de los ochenta y noventa (en especial sus películas), y en su lugar se nos invita, de manera muy física, a recuperar los sueños que solemos perder porque tenemos demasiada prisa para rememorarlos.