"Si toca el dinero le embargamos"
Desde hace cuatro meses Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil, goza de su libertad. Viaja fuera de España con su tercera mujer, una rusa de ojos azules, y simula no tener un céntimo para abonar los 19 millones de euros que adeuda al Estado. Roldán ha salvado el botín que robó, al menos 10 millones, y mientras planifica su futuro, en el quinto piso de un discreto edificio en el paseo de la Castellana, en el centro de Madrid, el fiscal Alejandro Luzón, 46 años, el hombre que investigó su caso, sigue en su puesto dedicado a husmear en otros escándalos. Luzón es el único fundador de la Fiscalía contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada que 15 años después continúa al pie del cañón. "Me gusta el trabajo, tenemos una buena plantilla y un buen jefe. ¿Qué ha cambiado? La plantilla ha crecido y también el trabajo porque ahora perseguimos el crimen organizado, además de la corrupción y la delincuencia económica. Y lo hacemos en equipo. El caso Roldán lo dirigió la juez Ana Ferrer y me acompañaron el fiscal Daniel Campos y los peritos Conrado Pérez y María Luisa López. Conseguimos una instrucción rápida en un asunto muy complejo y pionero en la ocultación de fondos dentro y fuera de España".
"Paesa blanqueó el dinero. Se me escapa por qué no se le localizó"
El despacho del fiscal está decorado con pósteres de películas y actores de Hollywood, una de sus pasiones, y el caso Roldán contiene precisamente una avalancha de ingredientes para un buen guión cinematográfico: ambición, poder, traición, engaño, testaferros, paraísos fiscales, fugas, comisiones ilegales, fondos reservados, dos periodistas con olfato y la caída de un Gobierno (el socialista) que gobernaba desde hacía 14 años. "Además de la personalidad de Roldán y de su fuga, este caso creó jurisprudencia en el Tribunal Supremo en asuntos como el cohecho, tráfico de influencias, investigación de fondos reservados, delito fiscal, tributación de rentas de origen delictivo y límites de la acción popular. En el plano legislativo, se modificó la Ley de Contratos del Estado, la de utilización y control de los fondos reservados y las comisiones de investigación en el Parlamento, que pudieron solicitar cuentas bancarias. Fue un hito y un modelo".
Los resultados son patentes y la condena a 31 años de cárcel, de los que Roldán ha cumplido 15, es la más elevada a un funcionario, pero el ex jefe de la Guardia Civil logró salvar gran parte de su fortuna, además de una casa en París y un chalé en la isla de San Bartolomé con la ayuda de una cohorte de vidriosos testaferros. Uno se suicidó y otro murió alcoholizado en un hospicio de Ginebra. "El seguimiento de los fondos tropieza siempre con esa barrera de los paraísos fiscales, de los territorios no cooperantes. No sé decir cómo podríamos haberlo hecho mejor. La comisión rogatoria a Singapur (el último país donde se supo que ocultó su botín) se mandó rápido. Me temo que hoy día el dinero se nos habría escapado igual. No es el único caso donde nos ha ocurrido".
Roldán sigue viviendo en Zaragoza en casa de sus padres, un sencillo piso de 70 metros cuadrados, pasea a pie y viaja en autobús, pero Luzón no pierde la esperanza de que cometa errores. "Si le localizamos disfrutando de las propiedades que salvó en París y San Bartolomé las recuperaríamos. Si disfruta de esos inmuebles iremos a por ellos y lo mismo respecto al dinero que salvó o cualquier otra cosa que aflore. Él es consciente de que si toca el dinero se le va a embargar. Si se compra un coche, exactamente igual. No puede tener nada a su nombre sin que se le bloquee. Si va a disfrutar del dinero tiene que ser muy prudente".
¿Y Francisco Paesa? El ex agente del Interior durante la etapa socialista, el tipo que le ocultó el dinero, escapó sin que se le cayera una sola pluma. Antonio Asunción, ex ministro del Interior, afirma que está protegido. "Le hizo una operación de blanqueo de libro y Roldán le pagó por sus servicios. Dictamos una orden de captura internacional, pero no fue detenido. Le habríamos acusado. Tuvimos que archivarlo por prescripción. ¿Por qué no pudieron localizarlo? ¿Por qué no pusieron mucho interés? Se me escapa. Teníamos las pruebas contra él más que cerradas".
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