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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amistades electrónicas

Es una novela epistolar electrónica Contra el viento del norte, del vienés Daniel Glattauer (1960), historia de un amor por e-mail a partir de un contacto casual, por una dirección mal escrita. Nueve meses después llega un correo de felicitación navideña, automático, y el error se repite 38 días más tarde, y un hombre y una mujer empiezan a darse explicaciones y a cruzarse las primeras intimidades, los nombres, las primeras confesiones. Así se encuentran Leo y Emmi, el estudioso del lenguaje de e-mail como vehículo de emociones y la diseñadora de páginas web, en un ejercicio de grafología electrónica, intentando adivinarse uno y otra en el tono, el vocabulario, la ortografía, el ritmo de sus mensajes. Y la curiosidad por la persona a la que no se conoce de nada crece con la frecuencia de los mensajes. A eso llamamos idilio, enamoramiento: a la atención maniática hacia el otro. Leo cuenta sus viejas penas de amor. Emmi diagnostica la inconsistencia sentimental de Leo y se declara felizmente casada, madrastra de dos niños. El triángulo amoroso se cierra: aparece el marido pianista. Se declara la epidemia de celos. Pero los dos enamorados virtuales son corresponsales fieles, aunque prefieran imaginar a su amor antes que conocerlo de verdad. Incluso sienten celos de su identidad virtual, de la imagen que de su ser pueda hacerse el otro: "Ni en tus más audaces fantasías, puedes construir una Emmi que se compare con la auténtica Emmi". La comedia se carga de tensión sentimental, de sexualidad verbal. ¿Qué te pones para dormir? Entonces el marido, el músico Bernhard, presenta una súplica: que los amantes virtuales se vean por fin; que la insípida, imperfecta, decepcionante realidad real disuelva a la fantástica realidad virtual y produzca el desencantamiento. Porque estos enamorados aplazan siempre el momento de encontrarse. Se emborrachan juntos, pero a distancia, cada uno ante su ordenador (o mienten: ¿beben de verdad?). Les gusta ser una fantasía para el otro y les duele ser sólo una fantasía. Y flirtean, se vuelven adictos de sí mismos, es decir, se enamoran. Las cartas electrónicas unen a los enamorados, y al mismo tiempo les sirven de pantalla, los aíslan, protegiéndolos, cubriéndolos con sus personajes de e-mail. Daniel Glattauer ha escrito una estupenda novela de costumbres, un divertido estudio de la banalidad contemporánea. La trivialidad de clase media puede ser apasionante. Si en la novela epistolar del siglo XVIII, Pamela, o Clarissa, o Las amistades peligrosas, el realismo sentimental era un enredo de seducciones y arrebatos que ponían en juego la vida y la fortuna de los protagonistas, las criaturas de Glattauer sólo arriesgan la propia imagen, el amor propio, la seguridad hogareña. Temen ser engañados en exceso, como el lector, que también duda: ¿existen Leo y Emmi, los individuos de los que Leo y Emmi hablan en sus mensajes? ¿No podría ser la presunta amiga de Emmi la misma Emmi? ¿Es real el marido? ¿Es toda la intriga una trama para engañar al receptor de los mensajes, que, en última instancia, es el lector? Contra el viento del norte es una novela entretenida, acuciante y feliz.

Contra el viento del norte

Daniel Glattauer

Traducción de Macarena González

Alfaguara. Madrid, 2010

262 páginas. 17,50 euros

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