_
_
_
_
Reportaje:ECONOMÍA GLOBAL

El Kremlin crea su 'Silicon Valley'

Rusia apuesta por la tecnología para reducir su dependencia de los hidrocarburos

Pilar Bonet

Con la "modernización tecnológica" como bandera, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, quiere pasar a la historia como el impulsor de un salto cualitativo en la economía de su país: de la dependencia de los hidrocarburos y materias primas incrementada en época de su antecesor, Vladímir Putin, al desarrollo de productos intelectuales y tecnologías sofisticadas. El proyecto estrella se llama Skólkovo, una futura ciudad de la técnica y la ciencia destinada a ser el entorno paradisiaco para fundir la investigación y los negocios y atraer a especialistas de todo el mundo. Esta tecnópolis gestada en el Kremlin deberá albergar hasta 30.000 personas y se construirá en las afueras de Moscú, en el territorio de una antigua explotación agrícola colectiva (sovjos).

El objetivo es atraer a extranjeros y a 'cerebros' fugados de Rusia
Skólkovo albergará a 30.000 personas y se construirá en las afueras de Moscú

La fuente de inspiración es el Silicon Valley de California, pero en el modelo ruso, según uno de sus participantes, aún no está del todo definido "el punto de equilibrio" entre la ciencia y los negocios. Aunque la propiedad de la tierra aún no se ha registrado y hay que reclutar a la plantilla, los dirigentes rusos tienen ya algunas cosas claras. En Skólkovo habrá "campos de golf y saunas", según aseguraba el ayudante presidencial Arkadi Dvorkóvich el viernes en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Los representantes del Kremlin consideran que el confort y los incentivos materiales son imprescindibles para atraer a científicos extranjeros, entre ellos los cerebros rusos obligados a exiliarse a Occidente al desmoronarse el sistema de investigación de la URSS.

Skólkovo costará miles de millones de rublos al Estado. En el presupuesto de 2010 se le han adjudicado 4.000 millones de rublos (105 millones de euros) y la suma total se estima en 11.500 millones repartidos en varios ejercicios, según el diario Védomosti, que cita fuentes del Ministerio de Finanzas. Los costes llegarán a 33.200 millones de rublos en 2014 y sólo comenzarán a descender en 2015. Entre las instituciones estatales que han constituido la Fundación Skólkovo están la Academia de Ciencias, el Banco de Desarrollo y Actividades Económicas Exteriores, la Corporación de Nanotecnología, dirigida por Anatoli Chubáis, y la compañía de proyectos de riesgo de Rusia.

El proyecto de ley para fundar la tecnópolis, pendiente de aprobación en la Duma Estatal (cámara baja del Parlamento), evoca los estatutos de una urbanización de lujo o las ventajas de un paraíso fiscal. Skólkovo tendrá su propio servicio de emigración, su propia aduana, su propia policía, no se someterá a la normativa urbanística del entorno y el personal internacional contratado gozará de una posición de privilegio respecto a otros trabajadores extranjeros en Rusia. A diferencia de ellos, estará exento de las pruebas de sida. La ciudad de la ciencia rusa estará regentada por una administración especial que gestionará los servicios comunes, como un centro de investigaciones compartido, y arrendará el espacio a empresas y entidades asentadas.

El mimo con el que el Kremlin cuida Skólkovo ha causado irritación en centros de investigación de Rusia, como los antiguos akademgorodok (ciudades académicas de la época soviética) y también en ciudades militares cerradas que reconvirtieron parte de su producción en civil y luchan por salir a flote con ella. Ante las críticas sobre el carácter exclusivista y cerrado de Skólkovo, los representantes oficiales, el presidente Medvédev incluido, responden que se trata de un plan piloto a multiplicar después por todo el país. "Existe el peligro de que el proyecto desemboque en una operación puramente inmobiliaria, en una ficción", dice el francés Dominique Fache, miembro del grupo de trabajo dedicado a Skólkovo que Medvédev formó a finales de 2009. "Si no se produce una revolución de la cultura y del mercado, no funcionará", señala Fache, responsable de la empresa Enel en Rusia. El ejecutivo, con experiencia en parques tecnológicos, advierte a sus colegas rusos que "modernización" implica también "descentralización".

Los responsables de Skólkovo esperan sacar a concurso en julio la concepción arquitectónica y urbanística del centro con la idea de comenzar a construirlo en 2011, según dijo en San Petersburgo Víctor Vékselberg, el oligarca ruso corresponsable del proyecto junto con el norteamericano Craig Barret, ex presidente de Intel. Entre los 20 miembros del comité de trabajo formado por Medvédev hay cinco extranjeros (tres norteamericanos y dos europeos) y dos premios Nobel (el ruso Zhorez Alférov y el norteamericano Roger David Kornberg). De momento se ha aprobado ya el primer proyecto de investigación para Skólkovo con una inversión de 900 millones de rublos. Se trata de un esquema de coordinación de ordenadores destinado a realizar operaciones matemáticas complejas, y su responsable es la empresa Almaz Capital Partners, entre cuyos fundadores está el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). En perspectiva hay otros inversores. Según Vékselberg, las compañías Nokia, Siemens, Google, Microsoft y Boeing han expresado su interés en participar.

En Skólkovo se desarrollarán los cinco ámbitos de investigación prioritarios apoyados por Medvédev y coordinados desde la Comisión de Modernización y Desarrollo Tecnológico adjunta al presidente. Se trata de medicina y farmacia, eficacia y ahorro energético, tecnologías nucleares, tecnologías de ordenadores y programación y comunicaciones cósmicas. En febrero, una importante y nutrida delegación del Kremlin viajó al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) para informarse directamente sobre la experiencia norteamericana. Desde entonces, representantes del MIT han viajado a Rusia en varias ocasiones para perfilar la colaboración. La semana próxima, durante su visita a EE UU, Medvédev visitará Silicon Valley. Los rusos ambicionan obtener resultados en el plazo de dos o tres años, pero los ejecutivos occidentales advierten de que no esperen frutos rápidos. Fache subraya que Silicon Valley es el resultado de décadas de trabajo.

Asistentes al foro económico internacional de San Petersburgo escuchan al presidente ruso, Dmitri Medvédev, el pasado viernes.
Asistentes al foro económico internacional de San Petersburgo escuchan al presidente ruso, Dmitri Medvédev, el pasado viernes.ASSOCIATED PRESS

Ansias de modernización

Como en tiempos de Pedro I (1672-1725), Rusia vuelve a mirar hacia el mundo exterior para acometer una nueva modernización. Bajo la batuta del oligarca Víctor Vékselberg, fundador del imperio empresarial Renova, grupos de jóvenes ejecutivos se han dividido en grupos y, iPhone en mano, se han lanzado a viajar, con el ávido deseo de asimilar rápidamente la experiencia acumulada, desde Cambridge hasta Hong Kong. Uno de los destinos de esos exploradores fue España, y concretamente la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos (IASP), con sede en Málaga. "Hemos mirado unos 40 parques tecnológicos en todo el mundo. La IASP nos fue muy útil, porque nos dio información sobre otros parques y nos facilitó los contactos con diferentes modelos e incubadoras", explica Yaroslav Kuznetsov, del grupo Renova.

Vékselberg admite que parte de su tarea es "repatriar a los cerebros fugados" de Rusia y "atajar la fuga". Entre los científicos a seducir, emigrantes e hijos de emigrantes, están quienes trabajan en proyectos de alta tecnología en Israel. Los responsables rusos no destacan los contactos con Israel, pero, según fuentes norteamericanas, la Administración estadounidense da mucha importancia al hambre tecnológica rusa para conseguir un acercamiento de Moscú a Washington frente a Irán. Hasta hoy existen restricciones a las exportaciones de tecnología norteamericana a Rusia. -

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_