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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Dieter Bock, magnate financiero alemán

Cuando el 12 de mayo se atragantó mortalmente comiendo un filete, el magnate hotelero Dieter Bock, de 71 años, estaba entre los hombres más ricos de Alemania. Vivía entre Darmstadt y Londres, alejado de la vida pública. La muerte lo sorprendió en el famoso hotel Atlantic, en Hamburgo, del que era dueño. Supervisaba la millonaria remodelación para devolverle su esplendor.

Su fortuna comenzó a despegar cuando tenía 35 años, con una pequeña operación inmobiliaria. Buscaba Bock en 1974 un local de alquiler en Múnich para su compañía, recién fundada con fondos familiares. Se hizo con un edificio entero a precio de ganga y extendió esta estrategia de negocio a toda Alemania. En los años ochenta concentró sus actividades bajo el paraguas del grupo Advanta, que participó en proyectos hoteleros como la reconstrucción del famoso Adlon berlinés. Mientras, redondeaba su fortuna con lucrativas operaciones de Bolsa.

Su gran golpe lo dio en 1992, cuando invirtió 330 millones de marcos (unos 165 millones de euros) en el consorcio británico Lonrho. El director de la vetusta Compañía Minera de Londres y Rodesia, Roland Rowland, celebró la operación y su amistad con Bock, oficiosamente su sucesor. Pero el recién llegado lo echó a los tres años. El nuevo jefe vendió en 1998 sus participaciones en Lonrho al Anglo American Group, con pingües beneficios.

Entró así en el relumbrante club de los mil millonarios. Alérgico a las cámaras, se impuso una (relativa) austeridad. O tacañería (usaba bolsas de supermercado para llevar expedientes a su despacho). Esto no lo libró de (relativas) dificultades económicas. En 2005, la sociedad que sustituyó a Advanta fue liquidada en un discreto proceso de insolvencia. Ese verano, una caravana de camiones se llevó del Museo de Arte Moderno de Francfort las 500 piezas que Bock dejó en préstamo para su exposición. El mecenas arrepentido vendió parte de su colección. Con suculentos beneficios. La decisión de llevársela por sorpresa concuerda con su reputación de hosco e implacable.

Dieter Bock, en 1995.
Dieter Bock, en 1995.

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