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Baltar Blanco se erige en adalid de la "regeneración política"

El líder del PP de Ourense reivindica el galleguismo y el localismo ante Feijóo

El hijo de aquel hombre que un día se plantó en el Parlamento para implorar que le ayudaran a no caciquear, considerado el paradigma de la contratación de empleados públicos bajo el criterio de la afinidad política, se descolgó ayer con el discurso de la regeneración democrática. José Manuel Baltar Blanco, vicepresidente del Parlamento, líder del PP orensano y vástago del veteranísimo presidente de la Diputación José Luis Baltar Pumar, reivindicó ayer, en presencia de la plana mayor de la Xunta, comportamientos éticos "que regeneren la vida política".

Lo hizo "preocupado" por una clase política "cada vez peor considerada". Así que propuso pasar a la acción: "Nos toca a los políticos reconducir la situación y superar las opiniones negativas a base de un comportamiento ético que regenere la vida política". Y ante un auditorio repleto de cargos públicos, que seguían con interés su conferencia en el Hostal dos Reis Católicos, se permitió unos cuantos consejos: "Hay que huir del maniobrismo y del dirigismo, del 'quítate tú para ponerme yo', del juego y de los artificios mediáticos, de la parafernalia, de la indolencia y del despilfarro". Su padre, que gasta la mitad del presupuesto en nóminas, no acusó recibo. No estaba entre los asistentes.

El hijo del presidente del PP ourensano pide "conductas éticas"
Aconseja "huir del dirigismo, del juego mediático y del despilfarro"

Como el mensaje tenía el valor añadido del apellido Baltar, un periodista pasó una pregunta al moderador: que si se refería a su padre al hablar de la necesaria regeneración. Cuando acabó la conferencia, el moderador, director de La Región, fue leyendo una tras otra las interpelaciones anotadas por el público, pero traspapeló oportunamente la cuestión paterna, y cerró el debate sin plantear la espinosa pregunta.

Sí escucharon sus consejos, impartidos por invitación del Fórum Europa, Tribuna Galicia, la presidenta del Parlamento, varios conselleiros y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien no ocultó sus preferencias por el rival de Baltar Blanco en la carrera por la presidencia del PP de Ourense. Por lo visto ayer, no hay rencores, pero tampoco derroches de amistad.

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Con un tono siempre amable, no dejó Baltar de reivindicar un galleguismo que no acaba de calar en los sectores más urbanos del PP y desafió la lucha de Feijóo contra los localismos, "un sentimiento que defiende una demanda social". También urgió una reforma del Estatuto que tome como punto de partida los trabajos de la ponencia constituida durante el mandato del bipartito. Y hasta resucitó el concepto de la autoidentificación de Galicia que tanto gustaba al otrora rival de Feijóo Xosé Cuiña, ya fallecido, cuyo hijo Rafael estaba allí presente.

Todo ello, contrarrestado con una defensa -más bien tibia, pero defensa-, del decreto del gallego, que valoró sobre todo porque "estaba en el programa electoral". Y sin olvidarse de recordar que compete a los Gobiernos central y autonómico "proteger, promover y potenciar" el uso del gallego "sin discusiones". Como también tibia fue su valoración del peso de Ourense en el Ejecutivo de Feijóo. "El presidente es de Ourense, y no creo que haya más peso político que un presidente", expuso, para advertir: "Lo que se necesita es mano firme del presidente en decisiones acertadas".

El presidente provincial del PP dio pábulo a los rumores que sitúan a un independiente en la órbita de los Baltar para encabezar la lista de la capital orensana en las elecciones municipales. Lo hizo con una defensa a ultranza de la aportación de los no afiliados, cuya incorporación a la actividad política es "una obligación moral". Por lo demás, se explayó sobre la revolución tecnológica - "Internet permite que no haya distancia entre Chandrexa y Massachusetts"-, propuso una Xeración Vós como relevo de la Xeración Nós y dejó otra máxima para la reflexión. "Ser popular no es ser populista", observó el primogénito de José Luis Baltar.

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